Un abuelo leyendo a un padre una historia que, a su vez, leerá a su hija, que recomendará a su hermana, que compartirá a la salida de clase con sus amigos… Todos somos capaces de contagiar el entusiasmo por la lectura, y esa capacidad, hablando de nuestros hijos, deberíamos asumirla con gusto como una responsabilidad, quizás esta es la inversión más rentable que podamos hacer para su futuro.
¿Hablamos de libros?
En primer lugar, desterremos la idea de que la lectura se practica únicamente en papel. El joven lector del siglo XXI ha crecido en una generación enamorada de lo digital. Tiene otro tipo de gustos y modos de comprender las historias. Debemos por ellos aprovechar al máximo elementos que caracterizan la cultura popular actual y forman parte de los hábitos de ocio juvenil: videojuegos, cómic, recursos online, televisión…
Y si eres ferviente defensor del libro impreso: tranquilidad. La interacción con estos medios casi siempre acaba por dirigir al joven a la lectura en el medio más tradicional.
¿Existe una receta mágica?
Desgraciadamente no, tu hijo desarrollará el gusto por la lectura, como otras muchas aficiones, poco a poco y siguiendo caminos diferentes, que dependerán de muchos factores (si crece viendo leer en su entorno, si recibe una determinada educación, si metió en la maleta de vacaciones precisamente ese libro que le hacía falta en ese determinado momento…).
Al lector hay que cuidarlo y ayudarle a pulir sus conocimientos y gustos. Y sobre todo hay que respetarlo, sin pretender que le tengan que gustar las mismas cosas que a nosotros. No debes caer nunca en el error de ningunear lo que nos planteen porque lo creamos tópico o intrascendente, para ellos probablemente se trata de situaciones novedosas y extrañas, y precisamente esas son las sensaciones y las respuestas que quieren encontrar en una historia.
¿Qué puedes hacer tú?
La materia prima fundamental es una buena historia, sea en el formato que sea, contada con sentimiento. Nuestra labor es ayudarles a encontrarla.
Trata de conducir a tu hijo hacia la lectura aprovechando estrategias motivadoras como las que hoy ofrece la Web 2.0, fomentando además iniciativas relacionadas con la escritura y evitando todo lo que recuerde al ambiente y las obligaciones de la escuela.
¿Qué herramientas son eficaces?
· El cine es un excelente aliado, un gran contador de historias que además tienen reflejos y extensiones en literatura, música o Internet.
· Sitios interesantes en Internet, el gran recurso informativo y cultural para ellos. Hay que aprovechar la enorme motivación que tienen para moverse por este medio.
· Los videojuegos que tienen una trama argumental rica en matices.
· Conviene mejorar la percepción que habitualmente tienen de las bibliotecas, mostrando sus ventajas. Anímale a visitarlas.
· Si te dice que le falta de tiempo, adaptemos los modos de lectura para que encajen dentro de lo que el identifica como su tiempo libre (textos, imágenes y música en medios portátiles: IPAD, IPOD, PC…; libros manejables para los medios de transporte…)
· Convéncele de lo útil que es tomar notas. Sugiérele escribir un diario. Empezar con estos hábitos desde las primeras edades puede ayudar a que crezcan como lectores ser y ayudarles mucho en su éxito como estudiantes.
· Preocúpate por conocer los géneros que le gustan más según las edades; te permitirá ayudar a tus hijos en sus elecciones. Recuerda que acertar el libro más adecuado para cada lector hará que le parezca un verdadero placer y esto es crucial para que se apasiones por la lectura.
· El cómic, por ejemplo, suele interesarles y hay muchos de buena calidad. Hay un tipo de tebeo diferente para cada lector y es fácil adivinar qué estilo o autor puede gustarle más a tu hijo.
· Los clásicos, bienvenidos en pequeñas dosis (los asocian a las tareas escolares).
La aplicación de estos consejos no asegura que tu hijo se convierta en un fan de la lectura como lo pueda ser de un deporte, un grupo musical o un juego de videoconsola, pero aplicándolas con tacto harás que disfrute mucho más con ella y así será más probable que sea un buen lector durante toda su vida.