La lectura se puede vincular a distintas manifestaciones artísticas de interés para los niños y los jóvenes. Establecer relaciones entre el arte y la lectura se convierte en una excelente opción de aprendizaje y de entretenimiento. Un recorrido guiado por una exposición que compagine ambos conceptos, contribuye a formar los criterios estéticos y a estimular la curiosidad de los visitantes.
¿Cómo preparar una visita guiada atractiva?
· Localiza información sobre el artista, las obras, el estilo, la técnica o el tema de la muestra. Extrae datos relevantes, sorprendentes y curiosos que permitan a los visitantes disfrutar del contenido expositivo.
· Busca lecturas relacionadas con los elementos o el tema de la exposición para complementar la muestra, y establece su conexión con las obras de arte. El autor, el argumento, los personajes, las ilustraciones, el formato… pueden servir de nexo.
· Elabora un guión atractivo para recorrer los distintos espacios, teniendo en cuenta la distribución de las obras, la ambientación, el tiempo a dedicar a cada sección, etc.
· Diseña una batería de actividades creativas para desarrollar después del recorrido que permitan al visitante profundizar en los contenidos. La participación en talleres y/o juegos didácticos refuerza los conceptos abordados en la visita.
El recorrido por la muestra
· Recibe a los visitantes, presenta la exposición y describe brevemente en qué consistirá el recorrido.
· Intenta relacionar las obras expuestas con las experiencias, las ideas o las percepciones que tengan los visitantes sobre el arte.
· Utiliza una metodología lúdica y participativa. Dialoga, debate e intercambia opiniones con los visitantes en torno a las obras expuestas y a las lecturas relacionadas, para fomentar su intervención activa y mantener su atención.
· Muestra a los visitantes elementos y obras de interés que les permitan fijarse en pequeños detalles y mirar el arte desde perspectivas variadas.
Después del recorrido: la experimentación
Para reforzar los conceptos abordados, puede resultar interesante el desarrollo de alguna actividad complementaria relacionada con los contenidos de la muestra. Estas actividades se pueden realizar en el propio espacio expositivo. Si no es factible, la opción es invitar a los visitantes a llevarlas a cabo en el aula, centro cultural, biblioteca, hogar, etc., suministrándoles las pautas necesarias.
La narración oral, la realización de una propuesta de escritura, la participación en talleres plásticos -que combinen el aspecto lúdico con el didáctico- atraen de nuevo la atención de los visitantes sobre las obras expuestas y sobre los aspectos asociados que se han trabajado en el recorrido.
En el caso de realizar una actividad plástica en el espacio expositivo, se pueden exhibir las creaciones elaboradas para aportar nuevos elementos y conformar con ellas una original colección alternativa.