El distintivo de calidad QED: una apuesta para la mejora de la edición digital

¿Por qué a la edición de un libro en papel se le consiente el mínimo número posible de erratas y no se exige lo mismo a las ediciones digitales? Esta es la pregunta que plantea Eric Hellman en un post publicado en su blog Go to Hellman titulado "Los mercados del libro electrónico necesitan estándares de calidad" [eBook Markets Need eBook Quality Standards]

Hellman señala que todo esto surgió cuando apareció la novela Reamde, de Neal Stephenson, en su versión digital. Los primeros compradores pudieron comprobar que estaba llena de errores tipográficos, por lo que Amazon tuvo que retirarla del mercado.

La semana del 14 al 18 de noviembre ha sido la fecha límite para presentar las candidaturas al Publishing  Innovation Awards, pero este año aparece en el escenario el sello QED, que se otorga a aquellos participantes que cumplan con una lista de verificación de calidad básica.
 
Entre estos requisitos figuran:
  • Que el título no aparezca en una página en blanco.
  • Por lo que respecta a la jerarquía de la información, tanto los encabezamientos como el texto y el menú de opciones se presentarán de forma clara.
  • Hay que asegurarse de que se sigue el orden del contenido y que éste no se ha perdido u ordenado de otra manera.
  • En cuanto al tratamiento de la fuente, tiene que darse una aplicación coherente de estilos y espacios en blanco.
  • Los enlaces e hipervínculos deben funcionar correctamente. Incluso si el título tiene un índice, éste estará vinculado.
  • Contenidos extras –como actividades o crucigramas– no estarán vinculados al título, a menos que se haya rediseñado para orientar al lector sobre cómo abordarlo.
  • Las secciones empezarán y/o finalizarán en los lugares lógicos.
  • En lo referente a las imágenes tendrán el tamaño y los colores adecuados. Su descarga será rápida y si van acompañadas de texto, éste será legible. En caso de que una imagen se haya eliminado por cuestiones legales, cualquier referencia a ésta tiene que desaparecer.
  • En el texto no aparecerán caracteres raros.
  • Y por último, en lo relativo a los metadatos (autor, título, etcétera) deberán estar en el lugar preciso.
 
 

Eric Hellman incluye un comentario irónico en el sentido de que espera que el próximo año añadan una lista con errores tipográficos y opina que si un editor puede imprimir con un mínimo de erratas, no hay excusa para permitirlas en los libros digitales. Como lo ha demostrado la debacle de Reamde –dice– incluso la tipografía puede generar pérdidas significativas.
 
Por último expresa su deseo de que dentro de unos años ningún libro que incumpla estos estándares será vendible y subraya que por el momento un sello QED es una gran manera de que los editores se dan cuenta del valor de hacer un buen producto digital, y ayudar a los lectores a romperse menos la cabeza.
 

 


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