Hackers en bibliotecas y colegios sin tecnología, dos respuestas a una misma realidad

El colegio norteamericano Waldorf of Peninsula, en Silicon Valley, no utiliza tecnología en sus aulas, algo que resulta sorprendente tanto por su emplazamiento geográfico, como por los nuevos tiempos que corren en lo referente a la educación y las nuevas tecnologías.

En contraposición, existen bibliotecas en los Estados Unidos con espacios para hackers en los que se pone a disposición de los usuarios una serie de recursos de alta tecnología a los que muchos miembros de la comunidad no podrían acceder por ellos mismos.

Según los responsables del colegio Waldorf, esta decisión no se corresponde con ningún sentimiento tecnófobo. Ellos lo definen como su filosofía de enseñanza, la cual se centra en actividades físicas y en un aprendizaje a través de tareas prácticas y creativas. En su opinión, los ordenadores inhiben el pensamiento creativo, la interacción y acentúan la pérdida de atención. Una vez que los alumnos han alcanzado el octavo grado (equivalente a segundo de la E.S.O.), se permite hacer un uso limitado de ciertos dispositivos como por ejemplo los smartphones.

Resulta difícil saber a ciencia cierta si los resultados obtenidos en este colegio son mejores que los de otros que incluyen las nuevas tecnologías desde edades muy tempranas, ya que su directiva no ha hecho públicos los datos estandarizados necesarios que permitan comparar estos resultados con los de otros centros. Aunque muchos de sus alumnos acaban estudiando en instituciones de prestigio como Berkeley y Oberlin, estos provienen de familias con un gran poder adquisitivo que envían a sus hijos a colegios privados selectos. Tampoco es de recibo obviar, que viviendo donde viven, muchos de estos alumnos tienen toda la tecnología de última generación a su alcance una vez que suena el timbre de salida de clase.

En lo referente a las bibliotecas, el director de la Biblioteca del Condado de Allen, Jeff Krull, considera que ls mi´sión de éstas no es tanto el negocio de los libros sino la tarea de incentivar el aprendizaje, la exploración y ayudar a ampliar la mente de los ciudadanos.

En este sentido se enmarca la iniciativa de TekVenture, un programa educativo sin ánimo de lucro, y la biblioteca pública mencionada. Fruto del entendimiento entre ambos se firmó un convenio para crear un espacio para hackers que finalmente se instaló en el aparcamiento de la biblioteca. El trailer de más de quince metros que alberga el proyecto, al que denominaron Maker Station, cuenta con toda la maquinaria necesaria para construir objetos utilizando chips reciclados. También dispone de una impresora 3D que puede crear objetos de plástico a partir de archivos informáticos. Tecnología esta última, a la que según algunos expertos, se le debería prestar más atención ya que supondría una oferta enorme para cualquier biblioteca.

A esta iniciativa se sumará en breve un espacio parecido en la Fayetteville Free Library en el estado de Nueva York. Esta biblioteca recibió recientemente una donación de diez mil dólares, más de siete mil euros, para la creación de un espacio con más de setecientos metros cuadrados y que estará equipado con toda una serie de herramientas de lo más sofisticadas. En palabras de Lauren Smedley, biblotecario encargado de este espacio, se trata de una apuesta por una formación entre iguales [peer to peer training] a la que se sumará la ayuda del personal bibliotecario.
 


GO BACK
 
SECCIONES
 ·  CONSEJOS
 ·  I+D DE LA LECTURA
 ·  INCLUSIÓN
 ·  Lectyo
 ·  NOTICIAS
 ·  NUEVA CADENA DEL LIBRO
 ·  PENSADERO
 ·  ¿QUÉ ES LA FUNDACIÓN GSR?
 ·  TODOS LOS CONTENIDOS
 © Developed by Amigot Interactive Agency - New York