Una experiencia educativa con el iPad como herramienta didáctica

Doug Ward, docente, periodista y profesor de escritura en la universidad estadounidense de Kansas relata su experiencia de utilización de iPads como herramienta de enseñanza en un post que publica el blog ProfHacker.

El punto de partida del experimento fue su interés por explorar las posibilidades que estos dispositivos podían ofrecer en la educación superior. Con las tabletas esperaba mejorar el proceso de aprendizaje y conseguir que sus estudiantes, en su mayoría nativos digitales, incorporasen estas herramientas tanto a sus vidas como a sus carreras.

Una vez que incorporaron los iPads en las clases, cada semana se reunían para discutir acerca de cómo los estaban utilizando y qué aplicaciones les parecían más útiles. Estos debates fueron de gran ayuda para conocer los puntos fuertes y débiles de estas herramientas, tanto para su uso personal como en el aula.

Según avanzaba el semestre, algunos alumnos empezaron a utilizar el iPad cada vez menos, básicamente porque consideraban inútil invertir tanto tiempo en personalizar un dispositivo que al final tendrían que devolver. Seguían prefiriendo, por un lado, el teléfono móvil, por la comodidad a la hora de escribir mensajes de texto y por otro, los portátiles, para escribir e investigar. Algunos de ellos vaticinaron en un principio el final de los ordenadores, aunque pronto cambiaron de opinión al comprobar algunas de las limitaciones del iPad, como por ejemplo su carencia de ratón y USB o su teclado virtual, que no permite una escritura fluida.

En lo que sí estaban de acuerdo todos los implicados en la experiencia era en la utilidad de las tabletas para leer, ver vídeos y películas. Aun así y en relación con la lectura, una alumna que confesaba haber leído ciento cuarenta libros durante el semestre, se decantaba más por dispositivos como Kindle, por ser más barato, menos agresivo para la vista y ofrecer menos distracciones que la tableta de Apple.

Llegaron a un consenso según el cual este dispositivo necesitaba entre cinco o diez años más para ser realmente útil, por lo que no tenían ninguna prisa por hacerse con uno.

Tras un semestre de observación, el profesor Ward cree que es necesario que los educadores se replanteen sus técnicas educativas y que hagan coincidir los trabajos que piden a sus alumnos con lo que Prensky denomina Digital Native Methologies [metodologías nativas digitales] y que se acerquen a los juegos con fines educativos. En el caso de que las tareas estén relacionadas con la lectura, opina que es conveniente que los estudiantes utilicen formatos distintos y manejen libros y textos electrónicos en lugar de textos en papel. En otras se sugiere utilizar aplicaciones con las que los alumnos puedan incluir imágenes, vídeos o audio, etcétera. Si estos no cuentan con ningún incentivo que les lleve a trabajar de otra manera, como por ejemplo el iPad, utilizarán por defecto las herramientas que ya conocen, solamente.

Según Doug Ward, es primordial que el docente se cuestiones y plantee cuáles son los verdaderos motivos que le llevan a utilizar el iPad en clase: ¿mejorará en realidad el aprendizaje o es simplemente el aparato de moda que hará que un departamento sea el más moderno? ¿se tienen en mente los usos específicos que se le van a dar? ¿se está dispuesto a cambiar la forma de enseñar para incorporar otros formatos específicos para este dispositivo?

Tras este período experimental de uso del iPad, este docente cree que se trata de un dispositivo que puede resultar muy útil para estudiantes de cursos de pregrado, ya que un estudiante de posgrado se centra en una investigación individualizada e independiente. También recomienda sacarle un mayor partido y aprovechar todas las posibilidades que ofrece.

Para finalizar, reconoce estar satisfecho con los resultados obtenidos, aunque no consiguiera grandes avances en lo referente a la enseñanza. Considera también que las tabletas no son la panacea en el mundo de la enseñanza, por lo que recomienda andar con pies de plomo antes de lanzarse a una adopción integral del dispositivo sin tener antes muy claro un propósito específico.

En España experiencias similares, aunque en el nivel de Primaria, se están llevando a cabo por ejemplo en el CEO Miguel Delibes de Macotera (Salamanca), para explorar las posibilidades de las tabletas en los procesos de enseñanza y aprendizaje de los primeros cursos de la Enseñanza Primaria.

El llamado Proyecto Dedos: tabletas digitales en el aula, está siendo desarrollado por el Centro Internacional de Tecnologías Avanzadas (CITA) de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Véase el artículo de LecturaLab relacionado con esta experiencia.


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