Apple pone precio a la creatividad de las aplicaciones de eBooks

¿Cuándo un libro es una aplicación y cuándo una aplicación es un libro? Editoriales pioneras se preguntan por qué Apple fija precios más baratos para sus libros más interactivos en App Store, al clasificarlos como aplicaciones, en vez de permitirles opciones más beneficiosas en la plataforma iBooks. El periodista Adam Penenberg reflexiona sobre este tema en un artículo basándose en la experiencia de los editores norteamericanos Ellen Jacob y Kirk Cheyfitz.

Ellen Jacob, una veterana editora de libros infantiles y directora creativa, y su marido, Kirk Cheyfitz, actualmente director general de la empresa publicitaria digital Story Worldwide, se han unido para producir dos libros infantiles interactivos: Bats! Furry Fliers of the Night, y Horse Magic. El primero es descrito por la web Kirkus Reviews como una obra “bellamente ilustrada, que posee una perfecta combinación de gráficos realistas, fotografías de alta resolución y elementos interactivos bien escogidos”. A la segunda obra se la considera visualmente deslumbrante.

Adam Penenberg advierte que Horse Magic no es ni un juego, ni una película, ni un dibujo animado, pero en él se reabre el debate sobre la interacción frente a la distracción. Jacob y Cheyfitz se pronuncian a favor de la interacción, ya que ellos, sostiene Penenberg, se acercan a la creación de estas obras desde el punto de vista de personas que hacen libros, para quienes la lectura es lo primero. Jacob afirma que su objetivo era crear algo donde la experiencia primaria de la lectura fuera enriquecida y mejorada por la tecnología de iPad.

Y, según sostiene Penenberg, aquí es donde radica el problema. Si un autor quiere vender un libro en iBookstore de Apple, tiene que crearlo en la plataforma iAuthor de Apple, pero entonces sólo se le permite tener vídeo y enlaces en su libro. Si el autor lo diseña de esta forma, afirma, los lectores pueden interactuar con el libro, pero cualquier elemento interactivo Apple lo clasifica como una aplicación, y no como un libro. Por este motivo, advierte, la obra es descartada para ser vendida en iBookstore de Apple.

Ellen Jacob considera que el planteamiento de Apple no permite muchas interacciones en los libros electrónicos, y afirma que no tiene ningún sentido que se “pueda invertir en una película entera, pero no en algo que hace que los niños lean más”. Kirk Cheyfitz va más allá y alude al concepto clásico de un libro, que es, en su forma más básica, tinta sobre papel, palabras e imágenes. Cheyfitz expone su propia experiencia y revela: “empezamos con un libro, y ahora Apple nos ha informado que no es un libro, es una aplicación".

Para Penenberg, la torpe actitud de Apple hacia las aplicaciones y libros electrónicos no es un asunto trivial, ya que hay mucho dinero en juego para los creadores de contenido. En su opinión, los consumidores están dispuestos a pagar más por un libro electrónico que por una aplicación, que contiene todo el texto de un eBook, pero ofrece mucho más. Según el periodista, esto no tiene sentido, ya que, en su opinión, los libros electrónicos son sencillos de hacer al estar compuestos principalmente de texto, que es relativamente fácil de diagramar por diferentes plataformas. Sin embargo, advierte, la gente compara el precio de un libro electrónico con el de un libro impreso, y debido a que se parece a un libro y se lee como un libro, no les importa pagar más por ello, sostiene Penenberg.

El periodista revela que, por el contrario, el precio máximo para la mayoría de las aplicaciones es de aproximadamente 4,99 dólares, mientras que los libros electrónicos en general cuestan el doble, y su precio es ocho veces mayor en el caso de un libro innovador. Penenberg afirma que obviamente también hay excepciones. Algunas aplicaciones cuestan más, pero también hay un gran número de aplicaciones gratuitas, declara. Y mientras que los editores en general fijan el precio mínimo de los eBooks en 9,99 dólares, también abundan obras autoeditadas por 1,99 dólares o menos, dice el periodista.

Cheyfitz afirma que las obras que despliegan menos imaginación son menos costosas de realizar y utilizan una tecnología menos compleja y sofisticada en los dispositivos iPad, pero sin embargo son las que cuestan más dinero. Tendría sentido, añade Cheyfitz, si Apple aceptara una venta al por menor racional. Y sugiere que todos estos libros electrónicos "mejorados" se coloquen en un lugar en el que los consumidores puedan encontrarlos fácilmente, separados del resto de aplicaciones. De esta forma, los compradores de libros tendrían un lugar para acudir, y los editores podrían mantener precios razonables para todos los libros digitales, especialmente los más interactivos. En opinión de Cheyfitz esto sería beneficioso tanto para Apple, como para autores, editores, programadores y público en general. Entonces, se pregunta, “¿por qué no lo hace Apple?".
 


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