Los editores deberían hacer libros tan adictivos como el juego de Angry Birds. Esta fue una de las afirmaciones vertidas por Charles Duhigg, periodista de investigación y autor de The Power of Habit [El poder de los hábitos], en la conferencia del Book Industry Study Group (BISG) Making Information Pay, celebrada en Nueva York el 3 de mayo de 2012.
Laura Hazard Owen da cuenta de las ideas expresadas por el periodista en torno a los libros y la formación de hábitos y dependencias en un artículo publicado en PaidContent.
Según informa Hazard Owen, Duhigg sostiene que un hábito se compone de tres elementos: una señal, una rutina y una recompensa. Según revela el periodista, entre estos elementos se establece una relación de causa-efecto: “la señal conduce a una rutina, y la rutina lleva a una recompensa”.
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Para ejemplificar esta tesis, Duhigg recurrió en su exposición al caso de los teléfonos inteligentes de la línea Blackberry. Estos dispositivos, afirmó el ponente, fueron moderadamente populares hasta que Research In Motion (RIM), la compañía canadiense que los desarrolla, descubrió la manera de hacer que estos vibraran cuando el usuario recibía un nuevo correo electrónico. Según el periodista, esa vibración constituyó la señal, desencadenate de la rutina, la acción de revistar el correo electrónico, tras la cual aparece la recompensa, que es "un momento de distracción". Duhigg afirmó que después de este hecho se produjo “una explosión del número de personas que revisaban sus Blackberries a lo largo del día". Obviamente, adviertió el periodista, la aparición de otros dispositivos como el iPhone, ha generado después otras nuevas y mejores formas de proporcionar esos momentos de distracción.
Duhigg declara que “los libros se hallan en una posición privilegiada para aprovechar las ventajas de las cosas que causan dependencia", ya que considera que "solucionar el aburrimiento es la segunda forma de crear hábitos". El periodista señala los e-singles o mini-eBooks de la plataforma editorial The Atavist, mejorados con vídeos e imágenes emergentes, como ejemplo de la “booknificación de Angry Birds”. Duhigg sostiene que estas mejoras en los libros electrónicos pueden ser para los lectores una “forma rápida de recompensa”.
El autor también opina que para crear hábitos lectores, los autores pueden ofrecer en sus libros “premios intermitentes”, así como el factor sorpresa, ya que según él, este es un “elemento fundamental en la escritura de buenos libros que aportan algo inesperado”. Y Duhigg cita como ejemplo la obra Wolf Hall de la escritora británica Hilary Mantel, una novela que “sorprende constantemente al lector”.