El editor Rich Adin reflexiona sobre si los editores profesionales deben certificar que un libro ha sido editado de manera profesional y bajo unas normas de calidad, en un artículo publicado en The Digital Reader. El editor sostiene que esta puede ser una forma de asegurarse de que los lectores de un autor saben que el libro ha sido editado. Igualmente, Adin considera que este hecho, a pesar de la imposibilidad de certificar un libro electrónico libre de errores, reduce al mínimo el número de fallos, y lo que es más importante, anima a los autores a hacer uso de editores profesionales, otorgando a estos algo de valor tangible, y a recurrir a ellos como ayuda para vender sus eBooks.
A pesar de estas ventajas, el editor también señala algunos problemas a tener en cuenta en relación con el proceso de certificación, y plantea diversas cuestiones en torno a este hecho: ¿de qué sirve la certificación si no hay ninguna penalización por no cumplir las normas?; ¿qué normas de calidad necesita cumplir un editor para obtener la certificación?; ¿quién decidirá si la certificación es la adecuada?; ¿qué pasa si el autor hace cambios en su propia obra después de que el eBook ha sido certificado?; ¿quién promoverá entre el público lector el valor de la certificación?; ¿puede el autor exigir que un libro electrónico sea certificado a pesar de rechazar las sugerencias del editor?; ¿cuáles son las tarifas razonables para un proceso de certificación?
En opinión de Adin, algunos de estos problemas no pueden ser resueltos, y a su juicio, la certificación de libros electrónicos requiere más individualización que la que necesitan las obras impresas, que son producidas de forma masiva.

Otro de los problemas a considerar que plantea Adin es el de la identificación de un editor profesional ya que, aunque sostiene que hay ciertas características que debe tener esta figura, lo que no puede afirmar es que la falta de una o más de estas cualidades lo convierta en un editor no profesional. A su juicio, lo realmente necesario es un organismo nacional de normalización para los editores. Por desgracia, afirma el editor, esa organización es poco probable que surja porque muy pocos editores independientes estarían dispuestos a crearla y a cumplir sus normas.
Así que, como solución, Rich Adin propone que los editores individuales ofrezcan su propia certificación y su propio control de calidad, ya que es responsabilidad del autor tanto encontrar un editor profesional como la edición de su obra.
El editor sostiene que, en última instancia, la pregunta que debería hacerse el lector-consumidor es: “¿cómo puedo estar seguro de que un libro electrónico ha sido editado realmente de forma profesional?". Según Adin, la respuesta a esta cuestión plantea otra a se vez: ¿cuántos errores son aceptables en una obra editada por un editor profesional?
También afirma que sin duda hay una gran cantidad de cuestiones que debatir a la hora de establecer un sistema de certificación, pero sostiene que garantizar este control de calidad merece la pena tanto para los intereses de editores como para los de los autores y los lectores. Para los editores, declara Adin, esta podría ser una excelente forma de destacar dentro del mercado editorial y atraer más negocio. Para los autores, sostiene, podría ser una herramienta de marketing que diferencie sus libros electrónicos de otros del mercado. Y a los lectores, concluye el editor, les proporcionaría un método para descartar determinados eBooks.
Asimismo, Rich Adin asegura que el tema de los gastos, aunque supone una cuestión compleja en este proceso, necesita ser abordado por adelantado. A su juicio, a cambio de la certificación, el editor debería cobrar una prima por el trabajo de edición. Si bien los autores no tendrán ninguna garantía de que la certificación aumentará sus ventas lo suficiente como para justificar el pago de esa prima –afirma el articulista–, y mucho menos, sostiene Adin, sepuede tener la certeza de que estos contraten a un editor.
El editor afirma que, por desgracia, cada día son cientos los libros electrónicos que están disponibles en el mercado, todos luchando por atraer la atención de un mismo público. A falta de garantías de calidad, se pregunta Adin: "¿qué es lo que hace que un eBook se distinga del resto de libros electrónicos disponibles en el mercado?" El precio, sostiene, es un factor a tener en cuenta, pero no el único.
Como conclusión, Rich Adin defiende la idea de que quizás la combinación de precio y garantía de calidad sea la solución perfecta, o al menos, asegura, no perjudica el intentarlo.