No pudo ser. La empresa británica Plastic Logic -pionera en la fabricación de pantallas lectoras y creadora de las flexibles- ha hecho público su abandono del negocio del hardware tras doce años luchando por conseguir sus objetivos. En un comunicado, Plastic Logic ha confirmado que dejará “las actividades de desarrollo de sus lectores digitales y hará foco en otras aplicaciones de sus tecnologías de pantallas flexibles. Activamente brindará licencias y hará acuerdos tecnológicos”.
Boobie Johnson, en un artículo publicado en GigaOm, analiza cuáles han sido las causas para que esta compañía no haya podido seguir adelante con sus proyectos.
Nada podía hacer pensar este final para Plastic Logic. Una compañía que surgió de una de las mejores universidades del mundo, que contaba entre sus filas con los ingenieros más increíbles y con un producto, que en opinión de este periodista, era totalmente rompedor.

Su director ejecutivo, Indro Mukerjee, presentó esta decisión de la empresa como una renovación, incluso sugirió la existencia de mejores posibilidades para vender su tecnología a otros negocios. Pero para Boobie Johnson esto no es así.
En su análisis de cuáles han podido ser las causas para que esto ocurriese, sugiere que quizá la más grave haya sido su incapacidad de ejecutar su proyecto a la velocidad necesaria y en el momento preciso.
En el año 2003 abrió su primera planta de producción, pero todavía no tenía ningún producto preparado cuando Amazon lanzó su Kindle a finales de 2007.
En enero de 2010, continúa el periodista, la empresa lanzó su lector de libros electrónico Que. En un principio parecía un producto sobresaliente. “Para empezar -apunta Boobie Johnson- contaba con una pantalla táctil”. Pero su atractivo no duró mucho tiempo, ya que a penas tres semanas después, Steve Jobs presentó el iPad.
Aunque Apple y Amazon han sido dos compañías que han tenido un ascenso increíble, ambas grandes y poderosas, ya contaban con ecosistemas bien formados para el funcionamiento de sus nuevos dispositivos, algo de lo que carecía el lector de Plastic Logic, remarca el periodista.
Esto implicaba que así como el Kindle y el iPad contaban con gran cantidad de contenido haciendo tan solo un “clic”, esta otra compañía surgida en Cambridge lanzó su lector centrándose únicamente en la gente de negocios. Este público, que se podía permitir en un momento dado un gasto de ochocientos dólares, se dio cuenta -como explica Boobie Johnson- de que les resultaba mucho más útil un dispositivo que les permitía acceder a toda una biblioteca de contenidos que el que Plastic Logic les podía ofrecer.
Hubo un momento, comenta el periodista, en el que la empresa, consciente del desastre en el que se encontraba, intentó reinventarse y focalizar sus esfuerzos hacia otra área del mercado: la educación. Para ello realizó una enorme inversión con idea de poder vender su producto en escuelas rusas, aunque estas no parecían estar muy interesadas. Lo que la empresa intentó, explica Boobie Johnson, fue intentar vender un mismo producto a una audiencia distinta, por lo que hubo de enfrentarse a los mismos problemas que tuvo en un principio.
Parece que esta compañía ha aprendido la lección de la manera más dura. “No importa de cuanta tecnología dispongas, lo importante -señala el periodista- es estar disponible en el momento preciso y con un precio adecuado”. Una empresa, continúa en su análisis el articulista, tiene que ser capaz de competir con sus rivales en su totalidad, en los mercados, con los usuarios y no sólo mediante características técnicas. Ni todo el dinero del mundo te puede salvar, termina sentenciando Boobie Johnson, si no eres capaz de llevarlo a cabo.