La Comisión de Cuentas Públicas de Cámara de los Comunes acusó a Amazon de sacar a los libreros del Reino Unido fuera del negocio mediante el uso de estrategias de evasión del impuesto de sociedades, que les hace imposible competir.
Además de Amazon, Google y Starbucks también han tenido que responder a las preguntas de la comisión en torno al impuesto de sociedades pagado por cada una de las tres multinacionales en el Reino Unido.
En el caso de la primera, y según el artículo publicado en The Bookseller, la comisión que interrogó a Andrew Cecil, director de políticas públicas, tachó algunas de sus respuestas de "patéticas", "insultantes para la inteligencia de todos" y "no aceptables". Una enfurecida Margaret Hodge, presidente de la comisión, dijo a Cecil que iba a solicitar una reunión con otro representante de Amazon capaz de suministrar la información requerida sobre la estructura de la empresa y sus cifras de ventas en el Reino Unido.
Cecil explicó que la compañía opera en Europa a través de una única empresa con sede en Luxemburgo, Amazon EU S.a.r.L., y que Amazon.co.uk, la rama británica, funciona como una simple empresa de servicios. Afirmó que los libros que vende esta última no son inventario propio.
Amazon.co.uk tuvo en 2011 unos ingresos de doscientos siete millones de libras por la prestación de servicios en el Reino Unido para las empresas europeas de Amazon, con un beneficio después de impuestos de un millón doscientas mil libras y un gasto de impuestos de un millón ochocientas mil libras. En toda Europa, los ingresos en ese ejercicio fueron de nueve mil cien millones de euros, con un beneficio después de impuestos de veinte millones de euros.
Hodge preguntó qué porcentaje de las cifras europeas de Amazon supusieron las ventas en el Reino Unido. La respuesta de Cecil irritó a la comisión: "Nunca hemos difundido cifras económicas de nuestro negocio en la web. Son datos que nunca damos a conocer públicamente, aunque estaría encantado, si el comité desea retomar la cuestión, de ver si podemos revelaros en privado". Afirmó también desconocer la identidad del dueño del holding propietario de Amazon EU S.a.r.L en Luxemburgo, algo que aumentó más la crispación de los investigadores.
Varios miembros de la comisión recalaron en el hecho de que tanto los libros de Amazon.co.uk, la nómina de su personal y sus clientes están basados en el Reino Unido, a pesar de que, según las explicaciones de Cecil, la división es una mera unidad de servicio, y de que mientras Amazon EU S.a.r.L. tiene poco más de quinientos miembros de personal, los del Reino Unido superan los quince mil. Hodge espetó; "Su actividad económica se desarrolla de forma integral en el Reino Unido; sin embargo, usted no paga impuestos aquí, y esto resulta ciertamente irritante". Ante la respuesta por parte de Cecil de que la compañía pagaba el impuesto de sociedades, la presidente apuntó que eso suponía sólo "un trozo minúsculo en relación con el volumen de ventas".
Hodge dijo a Cecil que los hechos suponían una competencia desleal con los libreros locales debido a que esta estrategia de evasión fiscal hacía imposible competir con el gigante. Tratando de rebatir la acusación de que Amazon no cotiza lo suficiente, Cecil aludió a las ventajas que para el cliente final aporta su modelo de venta por internet en términos de precio y de calidad del servicio, y afirmó que su intención era continuar invirtiendo para asegurar que los consumidores sigan beneficiándose de ello.
En el mismo debate y con una línea argumental parecida, el director general de Google UK, Matt Brittin, justificó la cuantía que la empresa paga por el impuesto de sociedades en el Reino Unido afirmando que los ingenieros que añaden valor a la oferta de Google están instalados en California, y que los trabajadores de Reino Unido desempeñan servicios de apoyo.
El comité cuestionó también las declaraciones de Troy Alstead, director financiero de Starbucks Global, particularmente su afirmación de que la cadena no obtenía ganancias en Gran Bretaña. El ejecutivo rehusó ofrecer detalles sobre las condiciones impositivas ventajosas concedidas a la empresa por el gobierno de Holanda, calculadas como proporción sobre los beneficios que se transfieren a este país en concepto de royalties por propiedad intelectual (la dirección de la firma para su negocio en Europa, Oriente Medio y África está ubicada en Amsterdam). Alstead sostuvo además que Starbucks, a nivel mundial, paga una cuantía de impuestos extremadamente alta.
De momento y a la vista de lo acontecido en las sesiones, se perciben algunas sombras y pocas luces en los temas cuestionados a las tres compañías.