La preservación, la tecnología y la creación de un destino cultural fueron tres de los temas centrales que surgieron en el primer seminario organizado por la librería británica Foyles y la revista The Bookseller con el fin de diseñar la librería del siglo XXI, que tuvo lugar en Londres el 11 de febrero de 2013.
Representantes de la industria del libro se dieron cita en la emblemática sede de Charing Cross Road para analizar cómo crear la librería del futuro, en previsión del traslado de Foyles a una nueva ubicación en el antiguo campus de Central St Martins. El 3 de diciembre de 2012, durante la conferencia de FutureBook, la librería ya hizo un primer llamamiento en el que pedía la colaboración de todos aquellos que quisieran aportar alguna idea para su nuevo proyecto (Véase Lectura Lab).
The Bookseller da cuenta de lo acontecido en dicha sesión, a la que asistieron libreros, editores y agentes de los Estados Unidos y el Reino Unido, que trabajaron en grupos para abordar tres temas: el descubrimiento y la elección de libros, las librerías como destinos culturales, y la diversificación de productos y servicios.
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Según revela el periódico digital, en el taller casi todos estuvieron de acuerdo en que el nuevo edificio, así como la próxima ampliación de Crossrail, la nueva línea de ferrocarril suburbana que cruzará Londres a partir de 2018, ofrecerá a Foyles la oportunidad de convertirse en un destino en sí mismo.
Matt Haslum, director de Marketing de Consumo de la editorial Faber, aseguró que "Charing Cross Road necesita recuperar su estatus con un renacimiento moderno del barrio literario”.
Otros grupos se basaron en la idea de concebir un “espacio polivalente" que albergara exposiciones, música en vivo, teatro y otros actos que ampliaran la definición de los que se realizan habitualmente en las tiendas.
Muchos otros defendieron la idea de un club con privilegios para sus miembros que abarcara desde selecciones de libros, que serían enviadas cada mes a los clientes, a acceso a eventos exclusivos.
Peter Jocham, gerente de cuentas del grupo HarperCollins, afirmó que "debe ser una organización más que una tienda, algo que vaya de la mano de marcas como el National Trust. El club no tiene por qué ser exclusivo, aunque Foyles podría ser proactivo en las relaciones con sus clientes”.
Amelia Douglas, directora de proyectos de la editorial Pan Macmillan, aseguró que "ahora los lectores que acuden a las librerías quieren buscar y encontrar algo nuevo”. “Si un lector quiere un título específico –sostiene Douglas– lo encuentra en línea y lo solicita. Pero si la librería no dispone de todo el fondo editorial, esto ofrece muchas oportunidades".
La tecnología fue un tema recurrente y muchos de los participantes propusieron una aplicación. En este sentido James Spackman, director ejecutivo de Watkins Publishing, sostuvo que "la paradoja estriba en que todas las ofertas de librerías físicas habrán de tener elementos digitales". Sin embargo, también admitió que la compra de libros sigue teniendo un matiz emocional. “Comprar libros no es una transacción, es un ritual, una ceremonia", aseguró Spackman.