
Hablar o escribir del SOL (Servicio de Orientación de Lectura) es decir cosas de la lectura. De leer. De aprender a leer. De enseñar a leer. De qué leer. De disfrutar al leer. Si pudiera pedir un deseo, os diría que quiero ser Ernestina Laburnum. La bibliotecaria secuestrada en ese maravilloso libro de Margaret Mahy, editado por Alfaguara: El secuestro de la bibliotecaria. Los libros de la biblioteca de Ernestina Laburnum son capaces hasta de curar el sarampión, terrible enfermedad con que llegan los malhechores, al mando de Bienvenido Bienhechor. Ernestina tenía la suerte de que un pueblo al completo, con sus fuerzas vivas delante, pensaba que la biblioteca era el centro de todo. Y que había que hacer lo que fuera, por liberar a la bibliotecaria del malvado secuestrador. ¿Qué sería del pueblo sin Ernestina, es decir, sin su biblioteca? Pero sigo con mi fortuna. Detrás de ese Centro, de esa súper biblioteca magnífica que es el SOL, tengo algo más que un pueblo o una ciudad que me sigue. Tengo al mundo entero, que eso es internet.
Por delante, llevando una gran pancarta que pone SOL, con letras negras y naranja, su logotipo, como bienhechores más cualificados, aparecen Ministerio de Cultura, Federación de Gremios de Editores de España y Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Estas instituciones han conseguido que, quienes sigan al SOL y entren en él, no se sientan defraudados. Que los que allí busquen los placeres de la lectura los encuentren sin problemas. Porque los hay para todos. Detrás de la pancarta, muchos buscadores de libros y páginas en la Red. Después, los organizadores de lo que dicen las fuentes de información y, formando un nutrido grupo, los conocedores de lo que hay para leer y de lo que, quienes entran, pueden y deben leer, ya que son textos de calidad incontestable. No importa la edad. No importa de dónde sean. Los que siguen al SOL, quieren volver. Difícil, muy difícil es que el turista, el paseante, el asiduo que rebusca, el profesional de este particular rastro de la lectura, no encuentre la escondida obra maestra. La que parece que no podemos hallar, porque todos la quieren, pero nadie la ve. Hacen falta años, muchos años, para conocer, para comprender las decisiones del autor y, luego, las del editor, que se ha percatado y ha intuido que esa obra literaria, ese guión cinematográfico, esos actores, ese diseño web, ese planteamiento vital, van a entusiasmar, a emocionar, a seguir un largo camino no previamente trazado. Detrás del SOL están los especialistas. Los que consiguen adeptos fieles en la biblioteca, porque a ella van amigas, amigos, "colegas" unidos por los gustos y las apetencias.
Estamos todavía en la era de lo impreso en papel, pero sin dejar de mirar a la pantalla que viene. Que ya está aquí. Incipiente aún, pero muy válida hoy y más en el mañana. Los casi doce mil libros que cuando esto se escribe recomienda el SOL serán, en un tiempo no lejano, millones de páginas que en la pantalla nos darán vida y conseguirán que la lectura nos guíe, nos gratifique y nos haga más humanos. Pronto se verá, y en ello se está trabajando con ilusión, para que esa comunidad lectora sea una nueva red social, una Red de amigas y amigos del SOL: RED SOL. A ella ya pertenecen cientos, miles de personas orientadas a la lectura. Porque se encuentran con profesionales de ella, de la educación, de las bibliotecas, de las editoriales, de las librerías, de servicios culturales, de seminarios y grupos de trabajo, de centros poseedores de documentación sobre el libro, la lectura en la Red, la manera de fomentarla y difundirla, escritores, ilustradores y un largo etcétera, que podrán descubrir en el Directorio que el Banco de Recursos para Profesionales ofrece en el SOL. Podemos asimismo imaginar lo que Ernestina Laburnum habría podido hacer, si sus usuarios hubieran paseado por un Museo de ilustraciones, como el que el SOL oferta. Ni qué decir tiene que todavía hoy seguirían allí, en la biblioteca, Bienvenido Bienhechor y sus secuaces. No haría falta leer otra vez y otra y otra Alicia -aunque seguimos confiando en la relectura-. Ni Alí Babá sería el único candidato a escuchar la dulce y melodiosa voz de Ernestina. (No olvidemos que los compañeros de Bienvenido se identificaban a la perfección con los Cuarenta ladrones.)
En la biblioteca, como en el SOL, con la ayuda de una búsqueda guiada, habría centenares de posibilidades para elegir páginas, libros, lecturas extraordinarias. De las que nunca defraudan. Sólo bastaría decir el tema preferido: yo aventuras, yo ciencia ficción, yo cómic, yo humor, yo cuentos, yo policíaco y terror, yo obras de consulta, porque tengo que hacer un trabajo en la escuela, yo poesía, porque voy a escribir una a mi amigo, que es el que más quiero, yo mundo natural, porque nos vamos de excursión al lago, yo...

Y al entrar en el SOL, se encontrarían con el PLEC, un Proyecto de Lectura para Centros Escolares, destinado a la Educación Primaria, a la Secundaria y al Bachillerato. Porque pensamos que todo centro educativo debe contar con una biblioteca entendida como centro de recursos multimedia al servicio de la comunidad escolar, plenamente integrado en los proyectos educativo y curricular del centro y que fomente métodos activos de enseñanza y aprendizaje. La propuesta del PLEC consiste en diseñar un Proyecto de Lectura en el que estén contemplados: la mecánica lectora, la velocidad, entonación y el ritmo, la lectura comprensiva, la lectura como instrumento de aprendizaje, la lectura expresiva, la lectura lúdica, la lectura creativa, la lectura reflexiva... La lectura, en fin, en su más amplio sentido de la palabra.
Nuestra autora de referencia hoy y su personaje, bibliotecaria implicada, de esas que por suerte conocemos en las nuestras, las bibliotecas hispanas, estarían encantadas de ver cómo, en una pantalla y con unos programas como el SOL y el PLEC, ese trabajo es más fácil. No tengo dudas, ninguna, de que si aparece y conseguimos crear y ahormar esa comunidad, esa red de lectoras y lectores emocionados, la Red SOL, autora y personaje estarían siempre paseando por él. Tendrían, con seguridad, su Archivo personal, para organizar su propia selección, los itinerarios que podrían seguir, los temas que recomendar por edades, los comentarios que ellas hacen, habitualmente en su biblioteca, pero para todo el orbe y muchas cosas más, entre las que existiría algo tan común en estos y estas profesionales: el intercambio de criterios y resultados. ¿Cuántos juegos, cuántas propuestas, actividades, opiniones podríamos conocer, con su Editor de boletines, que seguro tendrían? Todo esto ya existe en SOL y en PLEC. Lucharemos para mejorarlo, ampliarlo, actualizarlo, hasta conseguir acercar y generalizar la lectura, en la que confiamos y creemos, como instrumento de desarrollo y unión entre los pueblos. Sólo nos queda agradecer a Margaret Mahy ser una autora tan estupenda; a Ernestina Laburnum, su manera de plantear una biblioteca, con suceso incluido; a nuestros bienhechores, que hacen posible que la lectura siga viva; a quienes en el SOL y en el PLEC trabajan, con denuedo, para hacer que las mejores lecturas lleguen a los futuros lectores; y a ellas y a ellos, porque el mundo será mejor si leer es un verbo de uso tan frecuente y tan necesario como comer. Espero que nos veamos, si ello es posible, en Red SOL, tu lugar de encuentro.
Luis Vázquez. Director del Servicio de Orientación de Lectura SOL y del PLEC, Proyecto de Lectura para Centros Escolares. www.sol-e.com www.plec.es