Sobre la necesidad de convertirnos en editores de la información que consumimos

Los periodistas Bill Kovach y Tom Rosenstiel, conocidos en España por su libro "Los elementos del periodismo" (El País, 2003) acaban de publicar un trabajo titulado "Blur. How to know what's true in the age of information overload". Su intención es dotar a los lectores de algunas herramientas que les permitan distinguir la fiabilidad de las fuentes en un mundo en el que han desaparecido los guardianes de la información y todos estamos llamados a ser editores.

Los periodistas Bill Kovach y Tom Rosenstiel, conocidos en España por su libro Los elementos del periodismo (El País, 2003) acaban de publicar un trabajo titulado Blur. How to know what's true in the age of information overload. Su intención es dotar a los lectores de algunas herramientas que les permitan distinguir la fiabilidad de las fuentes en un mundo en el que han desaparecido los guardianes de la información y todos estamos llamados a ser editores.
 
Según un comentario aparecido en Publishers Weekly, las inquietudes y perturbaciones que provocan internet, los blogs o twitter en esta era sobrecargada de información son equivalentes a las que en su tiempo generaron la imprenta el telégrafo, la radio y la televisión.
 
En ese sentido el trabajo de Kovach y Rosenstiel (disponible por ejemplo en Amazon tanto en edición impresa en tapa dura y en rústica como en versión digital) sirve como guía para mantener el rumbo en un paisaje mediático caótico.

 

Los veteranos profesionales aseguran que en el siglo XXI la diferencia más importante no está en quién tiene acceso a la información en internet y quién no, sino entre quiénes tienen capacidad para crear conocimiento y quienes simplemente asimilan ideas preconcebidas sin participar en el proceso de aprendizaje y crecimiento.
 
La revista digital NPR ofrece una amplia entrevista a ambos autores en la que estos aseguran que los periodistas son observadores escépticos del mundo –y en algunos casos algo así como detectives privados– con unas habilidades que ahora todos los ciudadanos necesitan utilizar para sí mismos.
 
Explican que la investigación que han realizado para su libro revela que una década atrás la gente tenía un proveedor principal de noticias a horas prefijadas del día –en el desayuno, en la cena, mientras conducía su coche...– y cuando esto ocurría los ciudadanos obtenían las noticias de una fuente, por lo general identificada, por vez.
 
Esto ha cambiado. Ahora se pueden consultar las noticias a toda hora y de diversas fuentes. Muchas veces son nuestros amigos quienes nos las envían. La mayoría de los adultos envía noticias a otros. Funcionamos como editores. Creamos nuestro propio corpus de noticias para nosotros mismos, nuestra primera plana... "Ya no confiamos en que siete hombres blancos del New York Times hagan esa tarea por nosotros" –dicen los autores del libro.

Una de las preocupaciones de Kovach y Rosenstiel pasa por el papel de los lectores en el proceso de distinguir los diferentes tipos de periodismo.  ¿Qué estamos viendo, un programa de noticias, una tertulia, estamos escuchando propaganda?  La cuestión es que el propio periodismo ya no es un producto homogéneo, aseguran Kovach y Rosenstiel.
 
La entrevista completa (en inglés) está disponible en este enlace.
 

 


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