El escritor y periodista Cory Doctorow arremete contra la protección DRM en el libro electrónico y explica por qué los editores deberían dejar de emplear este sistema en un reciente artículo publicado en la revista Publishers Weekly. A su juicio, este sistema de restricción digital no beneficia ni a los editores ni a los consumidores, pues según su tesis el DRM es una especie de superstición inútil y causante de problemas tanto para los lectores como para la difusión de los libros.
Doctorow comienza su contundente artículo haciendo una analogía con una teoría que el estado soviético mantenía como dogma en el terreno de la biología, según la cual una amputación de una extremidad de un progenitor era capaz de transmitirse genéticamente, es decir, si se cortaba una pata a una rana sus crías podrían nacer con tres patas nada más. Una posición embarazosa similar a la que se enfrentaban los científicos soviéticos en sus reuniones con científicos occidentales, es la que se experimenta en las reuniones de editores en cuanto al mito del DRM, en opinión de Doctorow.
Según este autor, en cualquier empresa editorial todo el mundo comparte, con la excepción de los altos ejecutivos, que el DRM es malo desde cualquier punto de vista, pero tienen que asumirlo como un dogma parecido a los de la época de Stalin.
Esta opinión se une a la ya expresada por Matteo Berlucchi, director ejecutivo de la red social aNobii, que también ha pedido que se elimine el sistema DRM (Digital Rights Management) [Gestión de Derechos Digitales] en los libros digitales, de la que ya se ha dado cuenta con anterioridad en Lectura Lab.
Doctorow cuestiona en su artículo la eficacia del DRM social, es decir, la clave numérica que se asocia con el nombre del comprador y de su tarjeta de crédito, con el fin de impedir la piratería. A su juicio, no soluciona nada, pues “¿cómo demostrar que la reproducción de una obra digital ha sido aceptada por el comprador y no ha sido un robo?” Además, el autor cuestiona si realmente es ilegal copiar un archivo para uso familiar. Por todo ello, Cory Doctorow estima que es un error de los editores pensar en el DRM como una solución milagrosa para ganar dinero y asegurarse la venta en el mercado de libros digitales, ya que este sistema es manipulable. Por otra parte, advierte además de la aversión de los consumidores hacia el DRM.
Para el escritor, la realidad es que hoy cualquier lector puede leer el libro que desee, cuando lo desee y sin tener que pagar, ya que siempre habrá alguien suficientemente ducho en tecnología informática que posea herramientas para romper o “crackear” cualquier sistema de protección de datos DRM. A su parecer, este sistema está destinado a fracasar porque en sí mismo contiene las protecciones y las formas de trampearlas.
Además, según señala, incluso aunque el sistema DRM no haya sido “crackeado”, siempre existirá la opción de escanear los libros (el autor subraya que hoy el precio de un escáner ronda los 300 dólares, siendo esta una cantidad bastante asequible).
Finalmente, Doctorow afirma que los consumidores “odian” los contenidos dotados con este sistema de protección, y buscan de forma activa versiones libres de él, boicoteando así aquellos productos con plataformas DRM. Según su opinión, en definitiva, es que este sistema es “increíblemente malo” para el futuro editorial, e insta a los editores a que reaccionen y dejen de utilizarlo.