Plagio y menos control de calidad en la nueva industria editorial

El editor Rich Adin reflexiona en un artículo publicado en The Digital Reader, sobre el papel del “gatekeeper” o seleccionador de información, una figura de gran importancia en la antigua industria editorial. Según él, con la llegada de los eBooks y la auto-publicación, el papel del “gatekeeper” está fracasando y, debido a los nuevos cambios en la industria editorial, actualmente hay un creciente número de errores en la impresión de obras, existen más plagios debido a la imposibilidad de detectarlos y no hay ningún tipo de “filtrado” de libros en el mercado.

El editor Rich Adin cree que con la llegada de los eBooks y la autopublicación, el papel del editor como “gatekeeper”, similar al del portero de un equipo de fútbol, está fracasando al tiempo que  se produce un creciente número de errores en las obras impresas, hay más plagios debido a la imposibilidad de detectarlos y no hay ningún tipo de “filtrado” de libros en el mercado debido a los cambios en la industria editorial.

Adin ha publicado un artículo en The Digital Reader, en el que se refiere al papel de este “gatekeeper” también como seleccionador de la información, una figura de gran importancia en la antigua industria editorial. Recuerda que uno de los argumentos que se han utilizado en apoyo de la edición tradicional ha sido el papel de guardianes de la calidad que han tenido los editores tradicionales. Para él, el proceso de “gatekeeping” tiene un significado mucho más amplio que simplemente asegurarse de que un manuscrito tenga calidad literaria, sino que incluye además la idea de verificar que sea original. El editor admite que cada vez más editores están fracasando en este aspecto del proceso de selección y filtrado de la información, y como consecuencia, aumenta el número de plagios que se pasan por alto; es decir, cada vez les cuelan más goles.

, e

Para Adin, ese papel de los editores tradicionales servía para tres propósitos principales. En primer lugar, eliminaban aquellos manuscritos que llegaban directamente del autor, sin intermediarios o agentes literarios que los filtraran, y que por tanto no eran dignos de llegar más lejos. En segundo lugar, alentaban a escritores que merecían ser animados, enriqueciendo así la cultura. Y en tercer lugar, erradicaban los plagios.

El editor advierte que, con la llegada de los eBooks y la autopublicación, el primer papel del editor prácticamente ha desaparecido. Y el resultado es que no hay ningún tipo de “filtrado” de libros en el mercado, ya que los libros rechazados por un editor tradicional terminan siendo editados por una nueva "casa editorial".

Para él, la segunda función se ha quedado también en el camino en la última década. Según estima, financieramente hoy los editores tradicionales se encuentran con una competencia feroz. Según revela Adin, se están publicando menos libros superventas, por lo que hay un menor número de ellos disponibles para generar la clase de ingresos necesarios para alentar a aquellos autores que no son considerados “superventas”. Y los autores siguen cada vez más su propio camino, ya que, aparte de quedarse con más dinero, no tienen que preocuparse por el rechazo editorial.

Por lo que respecta a la tercera función, la eliminación de los plagios, Adin advierte que, por desgracia, los editores tampoco están cumpliendo adecuadamente esa función. Para él son muchas las causas de este fracaso, aunque señala como una de ellas la presión a la que están sometidos los editores de publicar libros que obtengan beneficios y aumenten las finanzas del conglomerado editorial. Adin opina que los contables han sustituido a los artesanos y la habilidad del editor para conservar un empleo y un sueldo fijo depende de la satisfacción de los contables.

Rich Adin sostiene que antes raramente se publicaba un libro sin estar realmente listo para ser publicado. Sin embargo, advierte que la consolidación de la industria editorial en grandes grupos ha modificado este comportamiento. En su opinión, ahora las fechas de publicación son inflexibles, con independencia de si un libro está terminado o no. Y según señala, el resultado es un creciente número de erratas  y la mencionada imposibilidad de detectar el plagio.

Para él, el glamour del editor de una editorial de prestigio tradicional se ha perdido, debido sobre todo a la concentración de la industria en unos pocos grupos internacionales cuyo primer interés son los resultados financieros.

Adin estima que, como consecuencia de todo esto, los editores tradicionales han dejado de cumplir con su papel de “gatekeepers”, y formula abiertamente una cuestión: “ante el incumplimiento de ese papel, ¿para qué sirven?”. El mismo Adin responde a la pregunta, y afirma que en la actualidad, para muchos autores de eBooks, los editores tradicionales no desempeñan ningún papel en absoluto.

Rich Adin no niega su parte de razón a esta visión de los autores, aunque se muestra esperanzado y cree que tal vez haya llegado el momento de romper el conglomerado editorial y regresar a los pequeños editores independientes, que según él son “los que hicieron de la edición una gran profesión y llevaron al público lector la gran literatura”.


© Copyright Fundación Germán Sánchez Ruiperez, 2010