Pautas para reconocer y valorar una novela de terror para niños y jóvenes
En la narrativa de miedo y terror, el autor busca despertar la ansiedad del lector y provocar en él inquietud o desasosiego, ya sea procedente de la violencia, de un terror psicológico o de un miedo sobrenatural. La atmósfera de tensión latente, la amenaza que representan las fuerzas del mal, los acontecimientos sobrecogedores... perfilan un tipo de historias ante las que es dificil permanecer indiferente.
El misterio se transforma en miedo cuando se dan cita antagonistas (seres maléficos, fantásticos o sobrenaturales) que causan angustia y ansiedad a los personajes y que suponen una seria e inquietante amenaza para ellos. El lector también reconoce este peligro como tal, lo experimenta de una forma directa y cobra intensidad frente a él, al sentirse implicado en la acción.
En la narrativa de miedo y terror el autor busca despertar la ansiedad del lector y provocar en él inquietud o desasosiego, ya sea procedente de la violencia, de un terror psicológico o de un miedo sobrenatural.
¿Qué valoramos en estas obras?
- Las amenazas: que surjan de forma gradual para percibir los riesgos y consecuencias y que crezcan en intensidad para dar tensión al relato.
- Los acontecimientos: que las situaciones de terror se sucedan con altibajos, con crestas y mesetas respecto al conflicto y no de una manera plana.
- La tensión narrativa: que el enfrentamiento de las fuerzas en pugna tenga la tensión e incertidumbre suficiente para no decantarse de antemano hacia un lado y que los progresos de unas y otras estén justificados y no sean gratuitos.
- El ambiente o atmósfera: que la acción y los personajes estén envueltos en una atmósfera oportuna que aporte intensidad al devenir de los acontecimientos: ambientes propicios al miedo, que despierten en el lector sensaciones y sentimientos acordes a la acción.
- Las circunstancias: que los escenarios y contexto en el que se mueven los personajes refuercen la sensación de abandono, debilidad, confusión o pérdida de la seguridad que les convierten en víctimas y resulte verosímil la amenaza que cae sobre ellos.
- La implicación del lector: que el autor provoque inquietud y desasosiego en él, despierte su ansiedad; que sea hábil y le ofrezca pistas pero que deje, a la vez, espacio para que éste observe y especule.
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