Ha sido la noticia del día: Harry Potter ya cuenta con su versión electrónica y está disponible en la plataforma Pottermore. Un artículo de Mathew Ingram publicado en GigaOm recoge los que él considera son los grandes aciertos de su autora, J.K. Rowling, en este lanzamiento y que muchos editores deberían imitar.
Una de las primeras cosas que destaca Mathew Ingram en su artículo, es el hecho de que los libros estarán disponibles en prácticamente todas las plataformas y de forma simultanea. Cualquier usuario que lo desee podrá comprarlos desde la página web y enviarlos a cualquier plataforma que desee. Es más, se ha dado una circunstancia que hasta este momento podría ser impensable. Laura Hazarad Owen, colaboradora habitual de PaidContent, a propósito de esta noticia resalta en un artículo que incluso Amazon ha sucumbido al poder de esta serie y envía a aquellos compradores que se quieran hacer con alguno de estos títulos a la plataforma Pottermore, donde terminarán de realizar la transacción.
Otra de las innovaciones que ofrece Rowling es la posibilidad de descargarse hasta ocho copias digitales de cada libro, ya sea para utilizarlas en un dispositivo o para prestarlas. Los libros de uno de los magos más famosos del mundo se pueden prestar un número ilimitado de veces y la licencia de préstamo durará hasta cinco años. “Esto parece ser una característica más que evidente que los editores de libros electrónicos deberían ofrecer”, señala Mathew Ingram.
Aún así, lo que ha hecho Pottermore y que más se aleja de la tradición editorial, es que todos los libros se vendarán sin restricciones DRM hasta que se importen a plataformas como Kindle o el Nook, momento en el que se convertirán a los formatos que requieran estos dispositivos. Los libros de Harry Potter estarán personalizados o se les añadirá una marca de agua, lo que permitirá que se les haga un seguimiento en caso de piratería. Algo que, en opinión de Mathew Ingram, es más cómodo de utilizar que el DRM.
Charlie Redmayne, que abandonó Harper Collins para ser el director ejecutivo de Pottermore, dijo que todas estas mejoras tenían un principio común: “Una de las mejores maneras de luchar contra la piratería es hacer que los contenidos estén disponibles en una plataforma, en la que los usuarios quieran comprar y por el precio que estén dispuestos a pagar”.
En opinión de Ingram, ese es el planteamiento acertado, ya que está convencido de que uno de los mayores impulsores de la piratería es la imposibilidad de encontrar y consumir el contenido que se quiere, en el formato, la plataforma o el momento en el que se quiere.
Aunque no todos los editores y autores tienen el peso que J.K. Rowling posee en la industria editorial y resulta más fácil buscar el cambio cuando se tiene un gran éxito en caja, Mathew Ingram espera que muchos editores adopten algunas de estas medidas y se pongan al servicio de los usuarios en lugar de confinarlos tras las rejas del DRM o limitarlos a una plataforma.