Una vez que el Departamento de Justicia estadounidense ha hecho pública su demanda contra Apple y los otros cinco grupo editoriales, tres de ellos -Simon & Schuster, Hachette y HarperCollins-, han llegado a un acuerdo para poner fin a una batalla legal que podría prolongarse en el tiempo. HarperCollins y Hachette han expresado en sendos comunicados que aunque hayan decidido llegar a un acuerdo con la Justicia, siguen defendiendo la fijación de precios y no admiten haber tenido una mala actuación. Laura Hazard Owen, en un artículo publicado en PaidContent, recoge las declaraciones de ambas editoriales.
HaperCollins manifiesta en su comunicado que no ha violado las leyes antimonopolio y señala que después de que la editorial adoptase el modelo de agencia en el 2010, el mercado de los libros electrónicos se disparó. En su opinión, si no hubiera sido por este modelo, los consumidores no habrían contado con tantas opciones de dispositivos, formatos y precios: “El mercado del eBooks ha crecido considerablemente en los últimos dos años del mercado pequeño de la tinta electrónica, dominado por una única plataforma, a uno de mil millones de dólares y con varias plataformas competidoras” -afirma.
La compañía, añade Laura Hazard Owen en su artículo, se enfrenta a cinco retos legales distintos, entre los que se incluye la investigación del DOJ. En definitiva, añade esta periodista, la editorial ha tomado una decisión apropiada para su negocio al resolver la investigación del DOJ y así poner punto y final a una batalla legal que en otro caso se espera sea larga.
Por su parte, el grupo editorial Hachette ha decidido unirse a esta decisión, muy a su pesar. “Hachette no ha estado involucrada en una ninguna conspiración para fijar el precio de los libros electrónicos de forma ilegal y no admitimos ninguna responsabilidad. Tenemos plena confianza -agrega el comunicado- en que no hemos violamos ninguna ley antimonopolio”. Más adelante añade que un litigio largo y costoso sería muy perjudicial para su negocio.
El ochenta y dos por ciento de los libros electrónicos de esta editorial cuesta un poco más de siete euros, algo que siguen defendiendo. “Creemos -dice Hachette- que el DOJ y los fiscales generales del Estado tienen la responsabilidad de asegurar un mercado de libros electrónicos diverso y competitivo, y de que no volverán los días del monopolio, en los que una empresa controlaba cómo y qué libros electrónicos debía leer la gente”.