Los futuros del libro: sobre la lectura social

¿Deben sustituir las textualidades digitales a los formatos impresos? ¿Desmienten o devalúan las promesas de las textualidades incipientes las que ya cumplieron las textualidades tradicionales? ¿Sustituirá la glosa hipertextual y colectiva a la lectura profunda y solitaria? ¿La lectura digital no debería llegar a ser complementaria a la textualidad tradicional en lugar de supuestamente antagónica? Todas estas preguntas, asegura Joaquín Rodríguez, tendrán que ser respondidas por nosotros mismos en los próximos años.

¿Deben sustituir las textualidades digitales a los formatos impresos? ¿Desmienten o devalúan las promesas de las textualidades incipientes las que ya cumplieron las textualidades tradicionales? ¿Sustituirá la glosa hipertextual y colectiva a la lectura profunda y solitaria? ¿La lectura digital no debería llegar a ser complementaria a la textualidad tradicional en lugar de supuestamente antagónica? Todas estas preguntas, asegura Joaquín Rodríguez, tendrán que ser respondidas en los próximos años.

Joaquín Rodríguez reflexiona en su blog Los futuros del libro sobre la lectura social y sostiene que la promesa fundamental que encierra la textualidad digital es liberar al texto, tradicionalmente constreñido a los estrechos límites impuestos por el paradigma del códice, y convertirlo en una “especie de continuo ininterrumpido susceptible de ser perpetuamente modificado, editado, releído, comentado”.

Rodríguez afirma que la textualidad digital modificará la lectura tradicional e inventará nuevas formas de lectura social, más cercanas a la fluidez y presencialidad características de la oralidad tradicional, que a la de la lectura en silencio, entendida como un acto solitario. “La promesa que encierra la textualidad digital -afirma Rodríguez- es la de hacer evidente el nexo que forzosamente une a todos los textos, sus dependencias e influencias sincrónicas y diacrónicas, de manera que todos los textos estuvieran de alguna forma potencialmente conectados, íntimamente relacionados”.

Como ejemplo de esta nueva forma de lectura social, Rodríguez alude a I read where I am [Leo allí donde estoy], un proyecto desarrollado de forma conjunta por The Graphic Design Museum, Valiz Publishing y The Institute of Network Cultures, que contiene 82 reflexiones sobre las futuras formas de lectura. Las aportaciones, realizadas por diversos especialistas, entre los que se encuentran periodistas, diseñadores, investigadores, políticos y filósofos, se encuentran en forma de texto editable sobre el que, según informa Rodríguez, se puede comentar e intervenir, añadir glosas, apostillas y acotaciones para generar una conversación “potencialmente interminable”.

Rodríguez alude al concepto de “libro social”, generado por Bob Stein, director del Institute for the Future of the Book, para definir este proyecto, y advierte que quizás, de ahora en adelante, buena parte de la producción escrita pase por soportes y arquitecturas que no serán como las que hemos conocido. A su parecer, “la aparente democratización del comentario y la cita, de la exégesis y la interpretación, puede constituir el fundamento de una verdadera sociedad informada, digna del nombre de sociedad del conocimiento”.
 


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