“Seamos realistas, ¡nos necesitamos!”. Con estas palabras resume Lisa Long Hickman la relación entre editores y bibliotecarios, en un artículo aparecido en la revista digital de la American Library Association (ALA). En él, esta directora de ventas y marketing de la editorial Dzanc Books, explica la necesidad de que se establezca un dialogo entre ambas partes para fortalecer una relación que en estos momentos resulta bastante tensa.
Según Lisa Long Hickman, no es tanto que editoriales y bibliotecas no quieran hablar, sino que no saben cómo hacerlo. En su opinión, el trabajo conjunto no es sólo productivo sino necesario. Así por ejemplo, los editores pueden ofrecer un conjunto de “funciones-servicios” a una biblioteca una vez se haya establecido una relación con su personal. Por ejemplo, explica Hickman, una editorial puede identificar a un autor o un género que sea específico para una determinada biblioteca, “es más –añade–, podemos incluso conocer a un autor que vive a pocas calles del edificio y organizar un encuentro con este escritor o un taller, sin que ello suponga ningún esfuerzo para la biblioteca”.
Con la aparición de los libros electrónicos, un nuevo elemento ha irrumpido en la relación entre editores y bibliotecas. La capacidad de recuperación de unos y otros agentes, informa esta editora, radica en el nuevo paradigma que presentan los eBooks y en la restauración de la misión original. “Dzanc Books y otras editoriales llevan a los autores hasta los lectores para animar a la gente a leer –señala Long Hickman–. Las bibliotecas por su parte, sirven a la comunidad para potenciar la alfabetización”.
Esto viene a demostrar, según la autora del artículo, que las bibliotecas ayudan a las editoriales a vender libros al crear encuentros entre autores y lectores. “Contamos con investigaciones que sugieren que esto es cierto”. En un estudio realizado por Library Journal sobre el uso de libros electrónicos por usuarios de bibliotecas, comenta la editora, se observó que un cincuenta por ciento de los encuestados confesó haber comprado libros tras haber sacado prestada alguna obra de la biblioteca.
Los editores tienen acceso directo a los autores, las bibliotecas son un canal directo con los lectores. “¡Seamos realistas! Nos necesitamos” –concluye Lisa Long Hickman–. Por lo tanto, esta editora recomienda volver a los orígenes de las negociaciones y abrir líneas de comunicación que permitan el juego limpio.