Más de la mitad de los libros para jóvenes los leen adultos, según revela un estudio realizado por la firma de análisis de la industria editorial Bowker Market Research. El informe, titulado Understanding the Children’s Book Consumer in the Digital Age [Comprender al consumidor de libros infantiles], afirma que el 55 por ciento de los consumidores de obras destinadas a niños entre 12 y 17 años tiene 18 años o más, y el segmento más importante es el constituido por compradores entre 30 y 44 años.
El estudio refleja que estos adultos generan el 28 por ciento de las ventas y no sólo compran libros para otros, ya que cuando fueron encuestados acerca del destinatario de sus compras afirmaron que el 78 por ciento de las veces compraban libros para su propia lectura.
Kelly Gallagher, vicepresidente de Bowker Market Research, ha revelado que la investigación relativa a quién lee libros de literatura juvenil comenzó cuando “nos dimos cuenta de la disparidad entre el número de libros electrónicos destinados a jóvenes que estaban siendo comprados y el número relativamente bajo de niños que afirmaban leer libros electrónicos", según señala un artículo aparecido en Publishers Weekly.
Asimismo, Gallagher afirma que “la ruptura de la edad de los compradores de este tipo de literatura es sorprendente”. “Si bien esta tendencia está influenciada en cierta medida por la popularidad de la saga juvenil The Hunger Games [Los juegos del hambre] –comenta el directivo de Bowker Market Research– nuestros datos muestran que este es un fenómeno que va mucho más allá de los lectores de esta serie”.
Así, según muestra el estudio, aunque el 30 por ciento de los encuestados afirmaron que estaban leyendo obras de la serie The Hunger Games, el 70 por ciento restante de los lectores señaló que compra una amplia variedad de títulos (más de 220).
Según Publishers Weekly, esta tendencia es una buena noticia para los editores, ya que estos consumidores adultos de libros juveniles representan el grupo demográfico más codiciado del conjunto de los compradores de libros en general.
En relación con este tipo de consumidor adulto de literatura juvenil, el estudio revela los siguientes rasgos: