¿Sigue siendo una buena idea trabajar como editor?
¿Qué es lo que está pasando para que el trabajo del editor se haya convertido en algo parecido a una ocupación de alto riesgo? Agent Orange [El Agente Naranja], uno de los colaboradores del blog FutureBook, analiza la cuestión con una buena dosis de inteligente ironía y resume en cinco puntos la figura del editor y su área de trabajo.
¿Qué es lo que está pasando para que el trabajo del editor se haya convertido en algo parecido a una ocupación de alto riesgo? Agent Orange [El Agente Naranja], uno de los colaboradores del blog FutureBook, analiza la cuestión con una buena dosis de inteligente ironía y resume en cinco puntos la figura del editor y su área de trabajo.
Este periodista analiza las posibles causas que aparentemente han convertido uno de los mejores puestos de trabajo dentro del sector del libro, el del editor, en algo totalmente opuesto. En su opinión hay cinco especialmen relevantes:
- Todo el mundo hace el trabajo del editor. Parece que ha desaparecido la figura del editor que firmaba algún proyecto porque le encantaba, porque veía que podía funcionar, porque su antigüedad y el éxito acumulado durante años le daban el derecho a poder confiar en su presentimiento. Cada libro, explica en el artículo, se compra y se desestima según la opinión de una comisión, por lo que la calidad fundamental de un editor, su gusto, lo cuestionan continuamente departamentos como el de marketing, el de ventas y el de publicidad.
- El editor hace el trabajo de todo el mundo. La única manera de obtener lo máximo del mundo de la edición, según este articulista, es estar involucrado en el mayor número de procesos posibles. Un editor debe ser un magnifico redactor, diseñador gráfico y publicista, y además saber de marketing, etcétera.
- Todo el mundo tiene derecho a hacer el trabajo del editor, pero éste no tiene derecho a hacer el de otros. Da la sensación, comenta Agent Orange, de que hacer de editor es un juego al que todo el mundo puede jugar. Es más, continúa, se pude dar el caso de que un juicio publicitario emitido por un editor lo pueda echar por tierra “cualquier incompetente” de otro departamento.
- Tener responsabilidad pero no poder. Los editores fijan los objetivos presupuestarios, pero no tienen ningún control sobre cómo se cumple ese presupuesto. Hay ocasiones en las que, en un momento dado, los presupuestos destinados al marketing de unos determinados títulos se ven reducidos, lo que supone que esos libros acaben “bajo tierra”.
- El éxito tiene muchos padres, el fracaso es huérfano. Uno de los resultados habituales en las adquisiciones que se realizan a través de un comité, es que se elige un título del que todo el mundo habla maravillas, pero cuando el resultado no es el esperado, el editor acaba teniendo la culpa. Por el contrario, si éste utiliza toda su diplomacia y tacto para presentar un libro en el que sólo él cree, y acaba volando de las estanterías, todo el mundo se acabará “apuntando el tanto”.
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