¡Ya no hay vuelta atrás, los libros electrónicos dominarán la edición muy pronto! Así de contundente comienza su artículo Michael Drew en The Huffington Post, en el que presenta datos que respaldan esta aseveración, además de comentar el escepticismo que todavía se respira entre los grandes editores sobre el formato digital.
Los tantos por ciento son el primer indicativo que avala esta tendencia, asegura Drew. El número de estadounidenses que lee libros electrónicos ya supera el veinte por ciento. A esto hay que añadir los datos obtenidos del estudio realizado por el Pew Internet & American Life Project, según los cuales el número de personas que tiene un dispositivo electrónico, ya sea una tableta o un lector electrónico, ha aumentado considerablemente en tan solo un año.
Por otro lado, este experto en marketing está convencido de que los editores adoptarán cada vez más el formato electrónico, básicamente por la facilidad con la que pueden establecer los precios. Como ha dicho Dominique Raccah, presidenta de Sourcebook, “lo emocionante de los libros digitales es que nos permite realizar pruebas y ponerles un precio de una forma totalmente diferente”.
Además, continúa, los editores pueden publicar libros más rápido. Siguendo los pasos de la edición tradicional se tiene que esperar un año para que aparezca un libro una vez que se ha aceptado su publicación; con la edición electrónica, estos retrasos ya no se dan.
Aun así, explica Drew, los editores siguen manifestando su reticencia en relación a la edición digital. Alan Sepinwall, bloguero y autor del libro autoeditado The Revolution Was Televised ha firmado recientemente un contrato con la editorial Touchstone, pero sólo después de que The New York Times elogiara su libro. Parece obvio, comenta, que los editores tienen miedo a la hora de asumir ciertos riesgos y publicar un libro, aunque lo haya escrito, como es el caso, un bloguero con cierta reputación, ya que ni es un autor de superventas ni tiene un nombre famoso con un programa de televisión propio.
Los editores se mantienen en la era analógica, sentencia Drew, y siguen pensando en el coste del papel, los equipos de ventas, las librerías y en aquello que es posible que no funcione, en lugar de lanzar algún proyecto con una mínima posibilidad y de aprovecharse de la plataforma, de una personalidad conocida en el espacio digital y de sus lectores.