Nuestros datos personales ¿un negocio?

Durante muchos años las fábricas han dominado la revolución industrial. En estos momentos es el cuerpo humano la fábrica de esta nueva era. Aunque pueda parecer una visión demasiado futurista, este es el planteamiento que defiende Arwa Mahdawi en un artículo publicado en The Guardian, en el que habla de la concepción que tienen las empresas y los gobiernos de los seres humanos, a los que ya no se les considera consumidores, sino productores de datos.

Durante muchos años las fábricas han dominado la revolución industrial. En estos momentos es el cuerpo humano la fábrica de esta nueva era. Aunque pueda parecer una visión futurista, este es el planteamiento que defiende Arwa Mahdawi en un artículo publicado en The Guardian, en el que habla de la concepción que tienen las empresas y los gobiernos de los seres humanos, a los que ya no se los considera consumidores, sino productores de datos.

En un país como Francia –explica la periodista–, se está barajando la posibilidad de introducir un impuesto sobre la recogida de datos personales a raíz de un informe solicitado por la ministra de Innovación y Economía, en el que se clasifica a los usuarios de Facebook y Google como trabajadores no remunerados. La teoría es que estas personas al utilizar estos servicios están dando a conocer información personal valiosa que la empresa puede utilizar para obtener ingresos.

Los usuarios no regalan su información, explica Mahdawi. El acceso a servicios gratuitos como Facebook y Google se basa en un intercambio de valor y son los datos personales los que se intercambian. Esta investigación ha descubierto que un usuario paga a Google alrededor de cinco mil dólares en datos personales a cambio de poder utilizar sus servicios.

Aunque la propuesta fiscal de Francia es muy probable que no se convierta en ley, por lo menos a corto plazo –comenta la periodista–, el hecho de que haya sido objeto de debate es indicativo de la aceleración gradual hacia una cuantificación oficial de los datos.

Pero no sólo las empresas o los gobiernos empiezan a ver al individuo como una fábrica de datos, estamos empezando a pensar en nosotros mismos también en esos términos, indica Mahdawi. Un comunicado de prensa que difundió recientemente el CES (International Consumer Electronic Show) predice que en los próximos cinco años habrá unos ciento setenta dispositivos móviles de fitnesss. Nuestro cuerpo será un dispositivo de entrada y salida de datos que se podrá rastrear. El hecho de que nuestro cuerpo se observe como un emisor y recopilador de datos es solo un ejemplo de cómo la tecnología digital está creando un nuevo discurso biológico. Incluso las personas ya empiezan a hablar de sí mismas en términos numéricos y tecnológicos.

Por tanto, esta periodista se pregunta cuál será el efecto de todo este cambio de paradigma y si la tecnología ha alterado la visión que tenemos de nuestro propio cuerpo.
 


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