Los cursos en línea abiertos han sido tema de controversia en los círculos de la educación superior estadounidense. Las opiniones sobre esta oferta formativa (MOOC - Massive Open Online Courses en su denominación anglosajona), con temáticas centradas mayoritariamente en tecnología informática y otras ciencias aplicadas, son dispares. No faltan quienes sugieren que el concepto de los MOOC plantea una grave amenaza para el sistema de la educación superior tradicional y aluden a sus problemas más evidentes: no proporcionan créditos académicos, tienen una tasa de abandono muy elevada y no parecen económicamente sostenibles. Pero algunas iniciativas recientes pueden dar un giro a esta situación.
Rick Anderson comenta el asunto en un artículo publicado en The Scholarly Kitchen, en el que menciona como ejemplo los acuerdos alcanzados por algunas universidades (la Universidad Estatal de Colorado o la Universidad del Estado de California) con la empresa Udacity, para ofrecer créditos académicos en algunos de los cursos de esta compañía. En el caso de la Universidad Estatal de San José, se trata de unidades formativas dirigidas principalmente a estudiantes universitarios y de secundaria de la comunidad. Son gratuitas, pero quienes deseen obtener créditos académicos deberán abonar ciento cincuenta dólares (entre tres y cinco veces menos del precio estándar que tiene un curso similar en la universidad). Un profesor que desarrolle cursos para este programa recibirá quince mil dólares por cada uno, y conservará los derechos de autor de los materiales generados. Adicionalmente, Udacity contratará a estudiantes para que proporcionen tutoría y apoyo, una medida destinada a procurar un mejor seguimiento y reducir la tasa de abandonos.
La experiencia se plantea con carácter piloto, pero en caso de continuidad, el convenio contempla un reparto prácticamente equitativo entre universidad y empresa de los beneficios que se obtengan.
En resumen, y como concluye Anderson, esta fórmula puede hacer que los MOOC se sustenten económicamente e incluso lleguen a ser financieramente rentables, consolidándose definitivamente en el ámbito académico y dando un vuelco definitivo a los modelos de la educación superior tradicional.