John Sargent, director ejecutivo de la editorial Macmillan anunció en diciembre del 2012 que no iba a llegar a un acuerdo con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos (DOJ) por el caso de la fijación de precios de los libros electrónicos. Pero en un comunicado dirigido a sus autores, ilustradores y agentes, afirma haber llegado a un acuerdo con este Departamento ante el riesgo que supondría enfrentarse a una resolución desfavorable.
Las declaraciones realizadas por Sargent, y recogidas por Paul Biba en una artículo publicado en Goodereader, se centran en las razones por las cuales esta editorial ha decido llegar a un acuerdo con el DOJ.
En ningún momento el director de la editorial ha reconocido que la compañía haya hecho nada malo al adoptar el modelo agencia. Es más –añade– pensaron que sería una forma de proteger el mercado. Pero cuando el resto de las grandes editoriales implicadas en el caso accedieron al acuerdo impuesto por el departamento de Justicia, esta editorial se quedó prácticamente sola y fue consciente de que su decisión de seguir con este modelo no tendría ningún impacto en el mercado global.
A esto hay que sumarle –continúa–, el hecho de que la empresa no es lo suficientemente grande como para enfrentarse a una resolución desfavorable. El juicio comenzó con seis grandes editoriales implicadas en el caso. A lo largo de los meses muchas son las que han llegado a un acuerdo con este Departamento. Si Macmillan decidiese seguir adelante, no respondería de lo que se le acusa a nivel particular, sino por el “total de los daños” que pudieran haber causado el resto de las editoriales implicadas. Esto supondría una cantidad de dinero, que según ha manifestado su director ejecutivo, no lo cubriría el patrimonio total de la empresa.
Confiesa que le hubiera gustado ganar el juicio, pero como resulta difícil predecir el veredicto, considera que la decisión más acertada es llegar a un acuerdo sin admitir su culpabilidad.