Surge la idea de tener que pagar por buscar ebooks

Pagar por hojear libros en una librería ¿una idea descabellada? Puede que no tanto. Las opiniones de Victoria Barnsley, directora ejecutiva de la división para Reino Unido y Mercado Internacional de HarperCollins, y Michael Tamblyn, director de contenidos de Kobo, apuntan a que es un concepto que el consumidor puede llegar a aceptar, y que además podría ayudar a los libreros a sobrevivir en el complicado entorno en el que hoy se mueve su negocio.

 

Pagar por hojear libros ¿una idea descabellada? Puede que no tanto. Las opiniones de Victoria Barnsley, directora ejecutiva de la división para Reino Unido y Mercado Internacional de HarperCollins, y Michael Tamblyn, director de contenidos de Kobo, apuntan que es un concepto que el consumidor llegaría a aceptar. Además –dicen– podría ayudar a los libreros a sobrevivir en el complicado entorno en el que hoy se mueve su negocio.
 
Ambos ejecutivos disertaron sobre este asunto en una entrevista conducida por Evan Davis, de la BBC, que Susan Lulgjuraj comenta en un artículo de TeleRead.
 
 
                                                                                                                                                Victoria Barnsley en la BBC
 
Barnsley menciona el precedente de ciertas tiendas de calzado y ropa estadounidenses. El cliente paga por probarse zapatos o prendas de vestir, que puede adquirir después cursando un pedido a través de la web del establecimiento, al que se aplicara el descuento de lo abonado por la prueba.
 
La editora piensa que no sería tan difícil traducir este mecanismo al mundo de las librerías. "Creo que la idea de que la librería se convierta en un club de lectura no es tan disparatada, la verdad”, afirma.
 
Sólo el treinta y cinco por ciento de las ventas de libros de ficción en Reino Unido se realiza en librerías físicas, un dato que Barnsley menciona para ilustrar el complicado futuro que tienen por delante. La especialización puede ser la única alternativa viable. Los lectores quieren descubrir libros nuevos y, probablemente, estarán dispuestos a pagar por el privilegio de poder hojearlos en línea. 
 
Michael Tamblyn, por su parte, respaldó la función que desarrollan las librerías, y corroboró con su opinión las dificultades que afrontan, con niveles de venta insuficientes para sostener el negocio. Ante el redimensionamiento a la baja de la industria del libro físico, el ejecutivo se cuestiona hasta qué punto serán capaces de adoptar un modelo que encaje en ella.

 

 

 


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