La aparición del iPod marcó el inicio de una era en la que la comunicación, las industrias culturales y los propios hábitos sociales han experimentado cambios muy profundos, orientados por el desarrollo y la asimilación de formatos y dispositivos basados en la tecnología digital. Dentro de ellos, la impresión bajo demanda es un nuevo paradigma que según Rick Anderson, miembro del equipo gestor responsable de la Biblioteca Marriott de la Universidad de Utah, esconde un potencial capaz de impactar peligrosamente en el negocio de editores y libreros y de poner en cuestión el papel de las bibliotecas.
Anderson hace esta reflexión en un texto publicado en Library Journal. Comenta en él un artículo de la edición de enero de New Criterion, en el cual James Panero, editor jefe, escribe sobre lo que denomina "la cultura de la copia", apuntando a las profundas implicaciones que la evolución tecnológica está teniendo para la cultura escrita. Habla de la versión en internet del concepto de copia, basado en la transmisión digital, en contraposición a la copia basada en lo impreso que imperó desde Gutenberg hasta tiempos recientes.
Espresso Book Machine
El punto que más llama la atención de la exposición de Anderson, y que sin embargo Panero pasa casi por alto, es el de la impresión bajo demanda (POD en sus siglas en inglés), una forma de copiar en la que se combina lo analógico y lo digital, y que se resume en la capacidad de generar en pocos minutos el libro físico que se quiera a partir de una fuente y un proceso con formatos digitales. Para él, esta posibilidad plantea una amenaza muy clara para el negocio de la venta de libros y para las bibliotecas. Conceptos como el de la tirada editorial o el de colección de la biblioteca se difuminan casi por completo.
Las bibliotecas y los editores deberían, advierte, preocuparse por esta perspectiva que ya es una realidad; al menos si hablamos de una POD centralizada, basada en un modelo de almacén, que incluso algunas editoriales –menciona el caso de Oxford University Press– están ya utilizando. Pero lo realmente inquietante es la inminente proyección de la POD al ámbito doméstico, con dispositivos locales como la Espresso Book Machine (EBM), que permite imprimir y encuadernar un grueso libro en menos de cinco minutos y con un coste inferior al céntimo de euro por página.
Es un cambio de paradigma realmente serio para Anderson, que compara este tipo de sistemas, conectados a una red de suministro de ebooks, con un grifo incrustado en un tanque con millones de libros que uno puede convertir en objeto físico girando la llave.
¿Cuánto tardarán estos elementos en irrumpir con verdadera fuerza y distorsionar por completo los parámetros actuales en los que se mueven la industria del libro y el funcionamiento de las bibliotecas? Según este bibliotecario, solo existen dos factores de retardo que desaparecerán en un tiempo breve: el excesivo precio actual de la máquina y un insuficiente desarrollo de la estructura de metadatos que facilite la localización efectiva de libros digitalizados.
Llegado ese momento, en el que todo el mundo dispondrá de un acceso fácil y prácticamente instantáneo a textos que se puedan imprimir a un precio muy asequible, las consecuencias, hoy todavía impredecibles, serán sin duda muy importantes.