Como si de una película de espías se tratase, la aplicación Snapchat permite enviar imágenes y vídeos a amigos que en diez segundos se autodestruyen. ¿Pero de verdad que no queda ningún rastro de estos mensajes en la red? Hiten Samtani pone en duda esta cuestión en un artículo publicado en The Digital Shift.
En diciembre de 2012, Buzzfeed informó de la existencia de un agujero en la seguridad de esta aplicación, que permitía salvar de forma permanente los mensajes que se enviaban a través de esta app sin que la persona que lo enviaba recibiera ninguna notificación al respecto.
Gary Price, autor del blog INFOdocket, comentó como esto pone de manifiesto una lección que todo el mundo debería de tener siempre en cuenta y es que internet nunca olvida. Cuando se sube algo a la red no se puede estar totalmente seguro de que llegue a desaparecer aunque se ponga en ello todo el empeño –puntualiza Price–.
En opinión de este especialista existen dos cuestiones a tener en cuenta:
Lorenzo Franceschi-Bicchierai, periodista especializado en tecnología y en medios sociales y colaborador de Mashable, comenta que cuando alguien utiliza este tipo de servicios, tiene confianza ciega en la confidencialidad, pero lo que se debe preguntar cualquier usuario es si de verdad se siente tan cómodo como para compartir cierto contenido con alguien que no conoce.
Para Gwyneth Jones, bibliotecaria del colegio de segundaria Murray Hill, no existe la seguridad en internet, sino la conciencia en internet. En su opinión, el problema sobre privacidad no viene de la exposición de cierto contenido a extraños, sino que en ocasiones proviene de personas cercanas al menor. Por este motivo, añade, educar sobre el uso de Google y los medios sociales es tan importante como la educación sexual. Se sabe que lo van a hacer de todos modos –apunta– pero por lo menos que lo hagan con conocimiento y ética.
Los padres, educadores y bibliotecarios deben ser aliados para ayudar a los niños a entender los riesgos que existen en servicios como Snapchat.