Durante la conferencia anual de la American Library Association (ALA) que se celebró en Chicago, Donna Fletcher y Paula Singer, dos consultoras de bibliotecas, ofrecieron sus consejos y trucos para llegar a aquellos ciudadanos que por las razones que sean no utilizan las bibliotecas. Meredith Schwartz recoge esta información en un artículo publicado en Library Journal.
Para llegar a cierto tipo de usuarios, comentaron estas expertas, las bibliotecas deben ir allí donde estén: centros comerciales, guarderías, cafeterías, estaciones de trenes de cercanías, programas para adultos, etcétera. También recomiendan realizar encuestas por correo y teléfono, ya que se consiguen mejores resultados que de las que se hacen a través de las web. Para que éstas sean lo más efectivas posibles, es aconsejable que las conversaciones por teléfono no superen los doce minutos y en el caso de querer aumentar la tasa de repuestas mediante correo, resulta muy útil utilizar desde banners a las marquesinas de los teatros para recordar a los consultados que envíen sus respuestas.
También se puede aumentar la eficacia, añade Fletcher, si las bibliotecas realizan sus propias encuestas. Entre las respuestas puede haber razones personales, como por ejemplo preferir comprar sus propios materiales, hasta mencionar simples defectos del centro. Estos últimos pueden ser que el mobiliario es muy incómodo o la falta de programas multiculturales.
Uno de los lugares donde en ocasiones se pasa por alto la “captación” de usuarios, es la zona de infantil. Muchos padres llevan a sus hijos a las bibliotecas, pero no utilizan sus servicios. Por tanto es interesante recopilar datos de estas personas y con esta información ofrecerles servicios o lecturas en la sección de los más pequeños, de esta manera, los padres podrán encontrar cosas que les pueden interesar, sin dejar de lado la supervisión de sus pequeños.
Durante su intervención hablaron de una experiencia que había cosechado bastante éxito y que se realizó en la ciudad de Waukegan, en el estado de Illinois, y por la que su biblioteca consiguió la medalla nacional al mejor servicio de biblioteca y museos en 2013.
La idea era crear la figura del embajador promotor. En primer lugar se eligió a una persona de la población hispana que contase con cierto respeto y confianza por parte de la comunidad. Ésta se encargo de reclutar voluntarios entre los usuarios latinos de la biblioteca a los que se les pedía que explicaran de qué manera la biblioteca había cambiado sus vidas. Más adelante, cuando los nuevos usuarios entraban, estos embajadores se reunían con ellos y les guiaban a través del sistema de navegación del centro. Desde que comenzó este programa, comenta Fletcher, ya hay más de tres mil titulares latinos nuevos y un sesenta y cuatro por ciento de ellos utilizan los servicios que se ofrecen de forma continua.