Roald Dahl, el escritor británico de origen noruego que ha hecho las delicias de niños y adultos con libros como Charlie y la fábrica de chocolate o Matilda, se inició en la lectura y la escritura gracias a la apasionada dedicación de Mrs. O'Connor, una mujer que en principio solo tenía la misión de cuidar a los niños en el colegio los sábados por la mañana durante dos horas y media.
Estos detalles de la vida del escritor aparecen en el libro More about Boy: Roald Dahl's Tales from Childhood del que el diario The Telegraph ha publicando algunos fragmentos para conmemorar el aniversario del nacimiento del autor, el 13 de septiembre.
Dahl (1916-1990) escribió Boy (Relatos de infancia) en 1984 y aunque negó que fuera un libro autobiográfico, lo cierto es que allí cuenta su vida hasta los veinte años. En 2009 apareció una versión ampliada de esas historias en la que se rescataban retazos de su infancia a los que no se les había prestado demasiada atención, entre ellos, el momento en el que decidió convertirse en escritor.
Cuenta el escritor que una práctica habitual en su colegio, cuando tan sólo tenía diez años, era que todos los sábados por la mañana los chicos de su edad se reunían en el salón de actos del colegio. Pero una mañana apareció Mrs O´Connor, una mujer de unos cincuenta años y ropa estrafalaria, que cambiaría definitivamente la relación que hasta ese momento había mantenido Dahl con la literatura inglesa.
En un principio la función que se le había encomendado a esta mujer era la de estar todos los sábados por la mañana con los chicos y mantenerlos en silencio durante dos horas y media. Pero Mrs O´Connor era una amante de la literatura y durante tres años les enseño a Dahl y sus compañeros la historia de la literatura inglesa, desde el año 597 hasta el siglo XIX.
Para ello, explica Dahl, esta mujer les proporcionó un libro azul en el que en tan sólo seis páginas se enumeraban los cien títulos que ella consideraba esenciales. En el transcurso de esos tres años, con sus correspondientes treinta y seis sábados lectivos, esta mujer amante de la literatura les dio a conocer esos cien libros que había elegido.
El escritor describe estos sábados con Mrs O´Connor como momentos divertidos y emocionantes. Esta mujer, continúa, tenía la capacidad de dar vida a todas las historias que contaba y así, en tan sólo dos horas y media, Dahl y sus compañeros llegaron a amar a autores como Chaucer, Milton o Pope.
De esta manera, concluye el escritor, a la edad de trece años fue consciente del increíble legado literario que existía en su país y se convirtió en un ávido e insaciable lector.