El uso de internet en el todo el mundo ha aumentado considerablemente, pero en el continente africano esta cifra llega a ser seis veces superior. Este ascenso y la creciente conectividad a través de nuevos dispositivos hacen que la edición digital tenga las puertas abiertas y por consiguiente que se genere una cultura del libro en este continente.
Ante la proliferación de los teléfonos inteligentes en todo África junto con la explosión del comercio electrónico, es absurdo ignorar lo que está a punto de ocurrir con la edición en este continente –advierte Jeremy Weate, editor de libros de ficción, no ficción e infantiles en la editorial nigeriana Cassava Republic en un artículo publicado en BBC News.
La edición electrónica está demostrando ser un modelo de negocio mucho más eficiente que los tradicionales en estos países. En Nigeria es difícil encontrar una impresora que ofrezca unos servicios fiables, una amplia gama de papel y una calidad en el producto garantizada –explica Weate. Estos editores no deben preocuparse de la impresión, el almacenamiento o una distribución maratoniana por todo el continente buscando un dinero que nunca va a llegar. Por lo tanto –concluye– la opción digital es la que muchos de estos sellos editoriales están adoptando.
A esto hay que añadir, continúa el artículo, proyectos como Worldreader. Se trata de una organización cuya labor es llevar libros digitales a aquellos países en desarrollo mediante nuevas tecnologías como los smartphones y los e-readers. Hasta el momento, ya se han entregado setecientos mil ebooks a cerca de trece mil niños en nueve países africanos. El objetivo de esta organización es que los ereaders lleguen a un millón de jóvenes africanos en el 2015.
Aunque en un principio surgieron voces críticas que sugirieron cierto imperialismo cultural, Worldreader trabaja con editores locales de todo el continente y publica los libros en los idiomas de cada país, lo que –como indica el artículo– podría ayudar a exponer a esta nueva generación de lectores su propia literatura.