El showrooming o el hecho de comprobar un producto en una tienda física para más tarde comprarlo online, es una práctica cada vez más habitual. Desde luego que no ilegal, incluso existen infinidad de aplicaciones que facilitan su práctica al permitir a los consumidores escanear los códigos de barras con sus smartphones. ¿Pero que consecuencias tiene para las pequeñas librerías?
Muchos minoristas ya han comenzado a sentir sus efectos, explica Mercy Pilkington en un artículo publicado en GoodeReader. Resulta lamentable y bochornoso –comenta– que muchos consumidores tengan como práctica habitual acercase a establecimientos físicos, escanear los códigos de barras y comparar precios para más tarde e incluso desde la misma tienda comprar esos productos online.
La librería Elliott Bay Book Co. ha puesto en práctica una campaña informativa en sus tiendas con el fin de avisar a sus clientes de las consecuencias que tiene esta práctica para librerías como la suya. Pero lo que Pilkington se pregunta es si estas medidas informativas tendrán algún efecto sobre los consumidores o clientes potenciales.
En su opinión, lo que habría que fomentar es la comprar online e incluso ir más allá y facilitar un ordenador dentro de la tienda desde el que el consumidor pueda realizar su compra en línea si así lo desea a través, claro está, de la página web de la misma librería.
Aquellos compradores que no puedan esperar podrán adquirir de inmediato el libro en la tienda y aquellos que puedan permitirse el lujo de aguantar podrán gozar de un ahorro o descuento que irá también en beneficio de la empresa.