Entre otros trabajos, Joaquín Rodríguez es autor de
Las librerías en el mundo. Sellos de referencia y alianzas estratégicas para una nueva cadena de valor, disponible en
Lectyo.com, la red creada por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, en el que analiza el plan de la ministra de Cultura y Comunicación de Francia, Aurélie Filipetti, para apoyar las librerías independientes, lanzado en marzo de 2013.
Rodríguez fue entrevistado por la Fundación, tras la
reunión de un grupo de expertos celebrada en Casa del Lector para analizar el futuro de las
librerías en España con la finalidad de elaborar un
sello de referencia inicialmente para las librerías de Castilla y León.
Consultada su opinión en cuanto a si el modelo francés de apoyo a las librerías puede ser interesante para Castilla y León, Rodríguez subraya que ese plan, que ha partido del Centro Nacional del Libro francés, avalado por el Ministerio, también podría ponerse en marcha en España. Hace notar, no obstante, que en el caso de Francia se trata de "una cuestión estrictamente política. Es decir es una convicción que ha llevado a los franceses a ser lo que son y otros países, incluido el nuestro, no considera esa estrategia como algo adecuado".
Rodríguez explica que con ese plan los franceses "quieren proteger su red de librerías independientes porque piensan que a través de sus puntos de venta se traslada a los lectores una oferta cultural distinta a la que hacen los puntos generalistas. Y por tanto están decididos a darles instrumentos financieros y económicos suficientes para poder sostenerse".
Durante la entrevista, también explica los requisitos que deben cumplir las librerías ya que no se trata de ayudas a fondo perdido sino que un equipo de evaluadores hace un seguimiento para comprobar que las librerías que lo solicitan cumplen las condiciones y llevan adelante sus propuestas.
Esas ayudas no pueden solicitarlas empresas o cadenas de librerías, y en el caso de que lo hagan –señala Rodríguez–, "la evaluación se hace por cada una de ellas individualizadamente, no en su conjunto, por tanto siempre tienen que ser pymes con un nivel de facturación determinado, y también con un número de empleados en concreto".
Aparte de demostrar que entre el 12,5 y el 13,5 por ciento de lo que facturan se destina a las nóminas de sus empleados y a su formación continuada, también tienen que demostrar, por ejemplo, que el 50 por ciento de la facturación anual se produce en torno a las novedades de determinados sellos independientes. "Es decir –apunta– son decisiones que pueden ser políticamente cuestionables; algunos actores podrían decir que de alguna forma estamos sesgando la oferta que está en esos espacios... y efectivamente es así, es una decisión deliberada".
A su juicio estas medidas tienen sentido porque "lo que están intentando fomentar es una afinidad estructural entre editores independientes que efectivamente publican cosas distintas a lo que hacen los grandes sellos editoriales que no se preocuparían por ese tipo de oferta porque los márgenes de contribución que podrían obtener con ellos serían muy escasos y por tanto solo se atreven pequeños sellos".
"Esos pequeños sellos –dice– necesitan canales con los que irrigar al mercado que solo pueden ser pequeñas librerías que adquieren ese compromiso con ellas y al final un tipo de lector que llega a ese punto de venta que estima esa clase de oferta".
Sobre ese aspecto explica que lo que pretenden fomentar el Centro Nacional del Libro y el Ministerio de Cultura en Francia con instrumentos financieros es "esa cadena de afinidades estructurales". También hace hincapié en que los fondos que se destinan al plan no son subvenciones directas sino desgravaciones fiscales de determinado tipo o de apoyo en las relaciones con proveedores o en compras públicas.