Rick Gekoski: Los libros en papel deberían preservarse como los rollos de papiro

Rick Gekoski, escritor, profesor y comercial de libros, opina que en futuro las bibliotecas deberán ser consideradas como museos donde encontrar los delicados objetos que pasarán a ser los libros. A su juicio estos llegarán a ser considerados objetos sagrados y serán protegidos, conservados, estudiados y admirados como ahora las tablillas cuneiformes o los rollos de papiro de nuestros antepasados.

 

Rick Gekoski, escritor, profesor y comercial de libros, opina que en futuro las bibliotecas deberán ser consideradas como museos donde encontrar los delicados objetos que pasarán a ser los libros. A su juicio estos llegarán a ser considerados objetos sagrados y serán protegidos, conservados, estudiados y admirados como ahora las tablillas cuneiformes o los rollos de papiro de nuestros antepasados.

 

En un artículo publicado en The Guardian sobre el futuro de los libros impresos y el papel que deben cumplir las bibliotecas, Gekoski sostiene que los primeros pasarán de ser contenedores de contenido a tener un valor en sí mismos como objetos que hay que admirar y las bibliotecas, por su parte, deberán de ser esos “museos” en los que encontrar estos delicados objetos.

En el mundo electrónico hay una amenaza enorme que se cierne sobre la palabra escrita –asegura Gekoski– y es necesario empezar a pesar cómo se va a combatir. Por esa razón, las bibliotecas son esenciales en su papel de depósitos seguros de los textos escritos. Aún así, a este escritor le preocupa el afán de digitalización que ve en estos centros y en su personal. Es por ello, por lo que le inquieta que puedan abandonar demasiado rápido su papel histórico.

No es que Gekoski esté en contra de la lectura electrónica, es más, se declara usuario habitual de lectores electrónicos aunque es un ferviente enamorado de los libros en papel, y aunque sigue comprándolos, reconoce que no lo hace con la asiduidad y en la cantidad de antes. Las posibilidades que abren las nuevas tecnologías a los amantes de la lectura son más que notables y está convencido de que todavía no se han explorado todas. Los ebooks –continúa– ofrecen multitud de beneficios: se pueden descargar al instante, son fáciles de transportar, se les puede cambiar la tipografía y el tamaño de la fuente, sin hablar de su precio, que en ocasiones no sólo son más baratos sino gratuitos.

Los textos del futuro seguirán expandiéndose en hipertextos –asegura Gekoski– estarán llenos de enlaces con información de todo tipo, ilustraciones y animaciones, material visual y de audio. Pero entonces surge la pregunta ¿seguiremos llamándolos libros?

El libro impreso se siente como algo viejo y es ahí –señala Gekoski– donde se encuentra la función esencial que pueden desempeñar las bibliotecas como espacios donde se recogerán los libros raros en el futuro. Serían lugares como “museos” en donde la gente se acerque a verlos y admirarlos como objetos de contemplación. Los libros son parte de su tiempo –añade– son el testimonio de la tinta, del papel, de la tipografía, de la encuadernación y del diseño en un momento único.

Por consiguiente –concluye– a medida que la era del libro se desvanece, será una prerrogativa para las bibliotecas el aferrarse a los libros raros o únicos que poseen. Puede que ese formato no tenga futuro, pero el material escrito tiene un pasado que se debe preservar y atesorar.
 


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