Exitoso resultado con la impresora del plan piloto de Books-a-Million

Books-A-Million (BAM), la segunda cadena de librerías más importante de los Estados Unidos, ha informado de su satisfacción por lo resultados conseguidos hasta la fecha con su proyecto conjunto con On Demand Books y Espresso Book Machine (EBM), aunque reconoce que de momento los más beneficiados de este servicio han sido los escritores que autoeditan sus obras y no los libros que cuentan con licencias de derechos de autor.

Books-A-Million (BAM), la segunda cadena de librerías más importante de los Estados Unidos, ha informado de su satisfacción por lo resultados conseguidos hasta la fecha con su proyecto conjunto con On Demand Books y Espresso Book Machine (EBM), aunque reconoce que de momento los más beneficiados de este servicio han sido los escritores que autoeditan sus obras y no los libros que cuentan con licencias de derechos de autor.

Nate Hoffelder informa en un artículo publicado en The Digital Reader que la EBM ha ganado mucha popularidad sobre todo entre autores que han decidido autoeditar su obra, y también entre aquellos bibliófilos que buscan obras clásicas de dominio público y que quieren tener una copia en papel. Otros usuarios de este servicio –continúa– son personas que deciden imprimir proyectos relacionados con su genealogía e historia familiar y niños que quieren imprimir un libro con ilustraciones para su familia.

Aunque la librería no ha dado todos los datos sobre los libros que se han impreso, Mary Gallagher, vicepresidenta senior del grupo de merchandising de BAM, ha informado de que solo un número muy limitado de títulos disponibles con licencia de derechos de autor son los que se han beneficiado de este servicio, y eso que en un principio la empresa pensó que serían los libros que tendrían más salida. “De momento no se han subido al carro […] el grueso de los beneficios proviene en realidad de la autopublicación” –explica.

En cierto modo –concluye Hoffelder– la EBM ha asumido el papel de las imprentas en lugar de la función para la que estaba prevista, que era la de ser un baluarte de la industria editorial.
 


© Copyright Fundación Germán Sánchez Ruiperez, 2010