Shepherd en su artículo se lamenta de que muchos adultos hayan decidido leer los libros de Harry Potter, "con la cantidad de títulos que hay en el mercado mucho más interesantes y estimulantes para las mentes". Por otro lado, también define la inmersión de Rowling en la literatura para adultos como un monopolio "que apenas permite que obras de otros autores puedan sobrevivir y prosperar".
Estas afirmaciones a Steinkellner le resultan cuanto menos "extrañas", ya que si se profundiza en las bases del negocio de la oferta y la demanda, es fácil comprobar –asegura– que gran parte del dinero que generan libros como los de J.K. Rowling, las editoriales lo destinan a comprar y lanzar otros títulos menos conocidos. Grandes nombres como los de J.K. Rowling, John Grisham o Veronica Roth –continúa– son los pulmones de esta industria.
Le parece extraño –concluye– que Shepherd sugiera que una vez que un escritor ha conseguido la fama y el éxito deba retirarse como si de un deportista olímpico se tratase. En definitiva –finaliza– Rowling ni ocupa, ni le ha quitado el sitio a nadie, ha creado su propia carrera e incluso ha propiciado la aparición de obras de otros escritores y, por supuesto, puede hacer "lo que le venga en gana".