La última película de Spike Jonze, Her, no es una visión futurista a largo plazo. La informática afectiva, es decir la capacidad que puede tener un sistema operativo de conocer y percibir las emociones humanas, está más cerca de lo que pueda pensarse. La publicidad y el marketing es muy probable que sean los primeros en adoptarla, ya que las posibilidades que les ofrece son enormes.
El término informática afectiva implica la lectura y simulación de las emociones, con el fin de interactuar e incluso influir en el comportamiento humano. Emplea algoritmos de reconocimiento de patrones para identificar el estado emocional del individuo a través de señales visuales y audibles. Es capaz de distinguir si una persona está triste, feliz, enfadada o indiferente ante ciertos estímulos.
Los posibles usos de la informática afectiva son innumerables –informa Richard Yonck analista de Futuro Inteligente en Seattle en un artículo publicado en Fast Company– pero tal vez los campos que mayor provecho pueden sacarle son el marketing y la publicidad.
Influir en el interés y respuesta ante un producto o servicio siempre ha sido de gran interés para los vendedores –apunta Yonck– por lo que si el marketing y la publicidad pudieran interactuar con el cliente de forma inmediata y amoldarse sobre la marcha ante la comunicación no verbal de éste, su impacto podría ser increíble.
La implementación de este tipo de tecnologías necesitará de tiempo, pero este analista asegura que en los próximos cinco años se podrán apreciar los primeros impactos de la informática afectiva en la publicidad y en unos diez estará consolidada.