Se cree que los ejecutivos de Apple no se enfrentan a cargos criminales por el juicio antimonopolio al no haber aparecido casos de soborno u otras actividades criminales. El caso saltó a los Tribunales, en principio, por haberse puesto todos de acuerdo a la vez, en lugar de haber lanzado la propuesta de forma individual. ¿Pero es esto verdad? Un artículo de The New York Times tiene otra teoría.
Según ha manifestado William J. Baer, jefe de la división Antimonopolio del Departamento de Justicia estadounidense, en este diario estadounidense, desde que el presidente Obama asumió su cargo, se han presentado casi trescientos cuarenta casos de juicios penales antimonopolio, muchos de ellos por la misma cuestión: la fijación de precios.
El profesor Hovenkamp apunta, en el mismo artículo, de que existe una reticencia habitual de llevar prácticas innovadoras a causas penales y es muy posible de que hubiese algún pensamiento en torno a que los libros electrónicos eran tan nuevos que eran perjudiciales. Ahora bien, continúa este profesor, es muy difícil demostrar mens rea en este caso.
El artículo –informa Chris Meadows en TeleRead– añade que este asunto de los ebooks no era el único que le rondaba a Steve Jobs en la cabeza. Se habla de que en su momento intentó fomentar acuerdos con otras muchas empresas importantes de Silicon Valley para no robarse empleados. Pero Jobs patinó –asegura este periodista– debido lo más seguro a su visión distorsionada de la realidad, cuando en su momento hizo falsificar documentación. Su biógrafo aseguró que tenía la sensación de estar por encima del bien y del mal y que las leyes no eran para él.