Alfonso González: la figura del maestro como clave del cambio educativo

Alfonso González Hermoso cree que "las sociedades en momentos de crisis buscan en la educación las respuestas que los líderes y expertos son incapaces de proporcionar". De esta manera –asegura– "la educación se convierte en el último reducto sobre el que construir un proyecto de convivencia sostenible"

 
Alfonso González Hermoso cree que "las sociedades en momentos de crisis buscan en la educación las respuestas que los líderes y expertos son incapaces de proporcionar". De esta manera –asegura– "la educación se convierte en el último reducto sobre el que construir un proyecto de convivencia sostenible"
 
En un artículo de opinión titulado "El momento de la educación" que publica en la sección El foco, del diario Cinco Días, González Hermoso, miembro del Foro de Empresas Innovadoras (FEI), afirma que "mirar a la educación es confiar en las personas y hacerles dueños de su futuro".
 
Opina que "frente a la incertidumbre, el éxito de las administraciones depende de su capacidad de favorecer e integrar talento, o lo que es lo mismo, depende de la calidad y cohesión de los sistemas educativos".
 
A su entender, "excluir, además de estéril, nos conduce a la mediocridad y al fracaso. El mundo se ha vuelto demasiado complejo y frágil para que sólo unos pocos decidan. Ahora más que nunca –dice– el bienestar y la competitividad de las naciones están unidos a su educación".
 
Según el autor del artículo, la educación está siendo el último gran sector en verse afectado por los cambios en los que está inmersa la sociedad pero, a su juicio "no se puede transformar la educación sin el liderazgo de los maestros, la implicación de las familias y la escucha activa a los alumnos" porque "ignorar a la comunidad educativa conduce al fracaso y al enfrentamiento, además de ser una enorme injusticia".
 
Tras recordar que en los últimos años el sector de la educación ha sido donde más han invertido las grandes empresas tecnológicas, asegura que "no hay más tiempo para proyectos piloto" porque "si el cambio no afecta al conjunto del sistema educativo estaremos frente a la amenaza de una fractura social de efectos imprevisibles".
 
González Hermoso cree que "no es asumible" el riesgo de una brecha entre aquellos simplemente escolarizados, y aquellos a los que su formación realmente ha capacitado para participar en un mundo global y cambiante y subraya que "no hay mayor ineficiencia económica, ni injusticia social, que la desigualdad extrema". 
 
Teniendo en cuenta que según la Comisión Europea en los próximos seis años el empleo en la zona de la UE para las cualificaciones bajas disminuirá un 20,1 por ciento y en España un 32,2por ciento y que un 31 por ciento de la población española se encuentra dentro de este grupo, señala que "la bolsa de personas con dificultades estructurales para encontrar un empleo crecerá de manera imposible".
 
Por tanto, y teniendo en cuenta las transformaciones que afectan a la sociedad, el autor del artículo cree que "actuar en educación, no es una opción, es una obligación. La educación es antes que nada diálogo –subraya–, y actuar en educación supone, por encima de otras consideraciones, dialogar".
 
Destaca que el sistema educativo español tiene ante sí los mismos retos que tienen los demás países y sostiene que entre ellos figura, en primer lugar, "formar ciudadanos capaces de desarrollarse personal y profesionalmente en un entorno cada vez más globalizado, dotándolos de una enseñanza competitiva y cosmopolita". En segundo lugar, cree que se debe "vincular el aprendizaje al ámbito de lo local, favoreciendo la cooperación y el conocimiento de lo que nos une y diferencia".
 
En su opinión, "a la vez nuestra educación presenta carencias endémicas; abandono, repetición o falta de cohesión" por lo que "el cambio es la gran oportunidad de superar viejas e inútiles disputas".
 
Entre los retos González Hermoso enumera la necesidad de "construir el derecho a aprender, esto es, generar las condiciones para que cada persona pueda desarrollar al máximo sus capacidades, colocar al alumno en el centro del sistema, es un reto compartido".
 
Por otra parte, señala que "el aprendizaje por competencias pretende acercar la educación a las actuales exigencias de la convivencia y del mercado laboral" y por tanto "no podemos esperar más tiempo para la plena integración en nuestro sistema del aprendizaje competencial".
 
El tercer gran reto de esta transformación a su entender "es romper la exclusiva vinculación entre el hecho de aprender y una etapa de la vida y un lugar determinado" porque "la función básica de la escuela es desarrollar el gusto por aprender y las habilidades para seguir haciéndolo a lo largo de toda la vida".

Entiende que debe tenerse en cuenta que "lo que espera la sociedad de la educación ha cambiado, pero todavía han cambiado más los alumnos" y destaca que "para que este cambio sea posible es esencial el empoderamiento del profesorado" donde "la figura del maestro emerge como clave del cambio educativo". 


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