Durante los años 2007-08 se dieron muchos casos de jóvenes que lograron mucho éxito y dinero gracias a su capacidad en el desarrollo de aplicaciones. Parecía que la gallina de los huevos de oro en este sector no se agotaría nunca. Sin embargo, en estos momentos está produciéndose una mercantilización abusiva de este trabajo, por lo que la calidad ha disminuido considerablemente y solo algunos desarrolladores pueden vivir de su trabajo.
En opinión de Marco Arment, uno de los desarrolladores más importantes de aplicaciones dice que el problema comenzó con las clasificaciones de la App Store de Apple. Estar en el top de las mejores aplicaciones –comenta– no está relacionado ni con su calidad, ni con su uso a largo plazo, sino con el número de descargas que hacen los usuarios.
Por lo tanto Arment cree que las habilidades para desarrollar una aplicación han dejado de ser fundamentales y que el quid de las cuestión está en conseguir aparecer entre los mejores de esas listas.
Michael Wolf, en relación a esta idea lanzada por Arment, comenta en un artículo publicado en GigaOm, que el resultado final de esta mercantilización es que es mucho más difícil ganarse la vida como desarrollador de apps si no se consigue estar en esa lista de los elegidos. Por ese motivo –continúa– muchos son los que están abandonando el sector y muchas aplicaciones se lanzan al mercado con una inversión menor en tiempo y recursos, ya que ahora se presta mucha más atención al ROI (Retorno sobre la inversión).