Reino Unido: los consumidores adoptan sus hábitos pre-internet a la compra de libros y música en línea

Una encuesta en el Reino Unido ha revelado que los consumidores están adaptando sus hábitos de compra pre-internet para los contenidos digitales que consumen en línea.

 
Una encuesta en el Reino Unido ha revelado que los consumidores están adaptando sus hábitos de compra pre-internet para los contenidos digitales que consumen en línea.
 
En un artículo que publica en The Digital Reader, Nate Hoffelder se refiere a los resultados de la encuesta que hace unos días publicó eMarketer referida a un estudio realizado en abril 2014 por Ipsos MORI que mostró que hay muchas más personas que consumen contenido en línea que las que pagan por ello.
 
Un tercio de las mil personas encuestadas comunicó la descarga de aplicaciones gratuitas, mientras que sólo el 8 por ciento dijo tener aplicaciones compradas.
 
Aproximadamente una cuarta parte los encuestados consume streaming de vídeos, pero sólo el 9 por ciento está comprando dichas aplicaciones. Y el 24 por ciento accede a streaming de música, mientras que sólo el 4 por ciento ha pagado por el servicio.
 
Según Hoffelder este panorama no es muy alentador para cualquiera que trate de vender contenido en línea, aunque señala un par de excepciones.
 
La investigación de Ipsos MORI encontró que las personas estaban comprando libros electrónicos y música para descargar en mayor número que los que pagan por los servicios de streaming, lo que a su juicio "tiene mucho sentido cuando se piensa en ello".
 
Hoffelder señala que después de pensarlo por un tiempo llegó a la conclusión de que los consumidores han transferido sus hábitos de compra de libros y CDs a libros electrónicos y archivos MP3. Subraya que, del mismo modo, están acostumbrados a las transmisiones de televisión y radio de forma gratuita, por lo que no están muy dispuestos a pagar por las versiones en línea. de ese servicio.
 

No obstante, añade que sus conjeturas tienden a desmoronarse cuando se toma en cuenta las aplicaciones; la gente solía pagar por ellas, pero no parece dispuesta a hacerlo nunca más. Para el periodista este es el resultado de la superabundancia de aplicaciones y juegos en el mercado que tiró tan abajo los precios.  


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