¿Acabará el libro de bolsillo en papelote?

El hecho de que el año pasado el valor de las ventas de libro de bolsillo en el Reino Unido cayera por primera vez en una década por debajo de los mil millones de libras hace preguntarse a John Lewis, editor de datos de The Bookseller, si el futuro de este formato no será el papelote.

 

El hecho de que el año pasado el valor de las ventas de libro de bolsillo en el Reino Unido cayera por primera vez en una década por debajo de los mil millones de libras hace preguntarse a John Lewis, editor de datos de The Bookseller, si el futuro de este formato no será el papelote. 

Además, Lewis consigna que, según datos recogidos por Nielsen BookScan, las ventas de ficción para adultos en 2013 alcanzaron los 263,7 millones de libras (unos 332,3 millones de euros), las más bajas jamás registrada por la consultora.
 
Lewis sostiene que en la era digital de la publicación y venta de libros, el futuro de la edición de bolsillo y cómo y cuándo los libros están disponibles para el consumo son algunas de las preguntas más pertinentes al tiempo que la industria ajusta sus expectativas de ventas y analiza cómo interactúan los lectores con los formatos disponibles.
 
A juicio del editor, ha habido un montón de cháchara sobre la desaparición de la edición de bolsillo. The Bookseller –dice– ha notado que la sabiduría adquirida o tal vez la lógica aceptación por parte de algunos de que a medida que crece lo digital, los libros de bolsillo "baratos" se quedarán en el camino pisoteadas incluso por las ediciones digitales más baratas.
 
Asimismo entiende que con la edición de bolsillo representando el 77 por ciento del volumen físico de ventas en 2013, su desaparición es apenas admisible; su disminución por el momento, sí; la adaptación, sin duda, pero ¿la muerte? Todavía no. En cualquier caso –afirma–, el libro de bolsillo está más íntimamente ligado al éxito de la tecnología digital lo que estarían dispuestos a admitir aquellos que predicen su inevitable desaparición.

© Copyright Fundación Germán Sánchez Ruiperez, 2010