La piratería puede acabar con la fotografía especializada de calidad en internet

Cualquiera puede recitar de memoria los argumentos sobre si la piratería en internet es buena o mala, ya que brinda una exposición muy necesaria para el artista, pero lo cierto es que su impacto puede acabar con rubros como el la fotografía especializada, señala Chris Meadows, en TeleRead.

 
Cualquiera puede recitar de memoria los argumentos sobre si la piratería en internet es buena o mala, ya que brinda una exposición muy necesaria para el artista, pero lo cierto es que su impacto puede acabar con rubros como el la fotografía especializada, señala Chris Meadows, en TeleRead.
 
El periodista comenta en su artículo que en la mayoría de los casos oímos hablar de la piratería en internet y su efecto perjudicial sobre los creadores de música, películas, juegos o libros que están circulando gratis en la red (peer-to-peer), cuando en otras circunstancias la mayor parte o toda la gente que piratea habría pagado por ese trabajo.
 
Para ejemplificar los diferentes tipos de daño y de piratería que afectan a personas que publican su trabajo en internet, Meadows habla del fotógrafo de insectos Alex Wild, que publicó un artículo en Ars Technica para explicar que abandona el negocio de la fotografía en gran parte por el impacto de la piratería.
 
Comenta Meadows que la partida de Wild no se debe tanto a la depredación del peer-to-peer, sino más bien a todos los otros lugares que utilizan sus obras como creaciones propias, sin permiso o compensación.
 
Entre esos sitios el fotógrafo menciona vallas, anuncios de YouTube, etiquetas de pesticidas, banners en la web, vehículos fumigadores, camisetas, carcasas para iPhone, pegatinas, logotipos de empresa, cubiertas de libros o de ebooks, cromos, juegos de mesa, gráficos de vídeojuegos, libros infantiles, aplicaciones gráficas, etiquetas de suplementos alimenticios para halterofilia, comunicados de prensa, anuncios de control de plagas, sellos, vídeos de promoción de crowfounding, cupones, hormigas de compañía (sí, formicarios), alimentos enlatados, productos contra hormigas, bancos de datos de fotografías y tarjetas de felicitación.
 
El fotógrafo señala que normalmente cada uso puede suponer de 100 a 300 dólares, pero no le merece la pena poner una demanda por cada uno.
 
Y aunque no le compensa invertir tiempo en enviar reclamaciones de copyright a los cientos o miles de infracciones que encuentra –añade Meadows– no puede no hacerlo, bien porque lejos de conseguir exposición adicional para su trabajo con la piratería, se encuentra con que si no logra que despubliquen sus fotos, su propio sitio web quedaría enterrado bajo la avalancha de traspasos ilícitos de sus obras.
 
Meadows subraya que debido a la ley de derechos de autor básicamente está quebrada en lo que respecta a internet, esta circunstancia está drenando el tiempo de muchos profesionales creativos para mantener al día el tema de los derechos y sacándolos de la actividad. Ciertamente la ley ofrece recursos para exigir que se retiren las copias ilegales de sus imágenes pero un profesional como Wild todavía no puede emplear el tiempo y el esfuerzo necesarios para encontrar y enviar las notificaciones a cada infractor.
 
Subraya Meadows que ese tiempo podría estar empleándolo en algo más rentable, en lugar de ocuparse de proteger el dinero que debería tener garantizado por su trabajo creativo.

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