Fran Salliau, ex-director de Tecnologías de la Información en la federación flamenca del libro Boek.be desde 2009 y en la actualidad director de investigación en iMinds, centro de investigación en la Universidad de Gante, está convencido de que la edición digital evolucionará lo suficientemente rápido como para mantenerse al día ante los cambios que vayan surgiendo. “Creo en la evolución en lugar de en la revolución” –dice.
Salliau se ha expresado así en una entrevista publicada en SmartBook, recurso web en abierto para profesionales de la edición, en la que se refiere a distintos aspectos de la edición digital y la importancia de las TIC en el sector.
Cuando se le pregunta sobre su idea de “innovación”, reconoce que ésta conduce a un mundo mejor, aunque en el sector editorial el auge de los libros electrónicos, los minoristas online y la autoedición, generen una gran presión y le suponga un cambio.
Tanto el sector editorial como las TIC están “condenados” a colaborar –asegura Salliau. Los editores tendrán que hacer uso de las habilidades de las TIC, contratar un equipo cualificado o formar el suyo propio con el fin de satisfacer las necesidades cambiantes dentro de este negocio. Las empresas especializadas en las TIC, por su parte –señala– deben tener en cuenta que no es fácil para un negocio como el editorial adoptar rápidamente estos cambios, ya que desde su creación no ha cambiado demasiado.
En lo relacionado con los consumidores, Salliau cree que estos buscan facilidad en el uso, es decir, que querrán sus libros en papel o en cualquier dispositivo de su elección sin tener que enfrentarse a molestos sistemas de “seguridad” con el DRM o a distintos formatos. Por otro lado –añad– los ebooks deberán contar con un formato estándar y será preciso que los editores generen sinergias con otras industrias creativas, como la de los videojuegos, la televisión, el cine o la música.
Para finalizar Salliau recomienda pensar y centrarse siempre en el consumidor y no en la tecnología. “Se trata [la tecnología] de un medio para un fin” añade, además de replantearse el núcleo del negocio, ya que ahora el trabajo no se limita a crear libros impresos, sino en llevar un contenido creativo a una audiencia que elige cómo quiere consumirlo.