La Universidad de Harvard ha celebrado “The Future of the Book”, una conversación en la que se discutió sobre cómo se ha transmitido el conocimiento a lo largo de los siglos y cómo se pueden garantizar los derecho de autor sin que la tecnología interfiera en la longevidad de las obras del siglo XX.
Uno de los asistentes fue Jim O´Donnell, profesor de la Universidad de Georgetown, que cree necesario que los libros estén en formato digital, ya que considera que es la única manera de garantizar su disponibilidad e influencia. A lo que añadió, que considera un error basar los puntos de venta en empresas como Amazon. La solución, a su parecer, es crear un formato fiable, estable, con metadatos enriquecidos que preserven y protejan la cultura del sigo XX bajo la responsabilidad colectiva de los bibliotecarios, académicos, autores, editores y estados.
Ellen Faran, directora de MIT Press, habló sobre el cambio del formato en papel al digital y confirmó la existencia de una distinción entre el concepto de lectura e investigación en la era digital. “Desde el punto de vista de la investigación, un libro en estos momentos es una base de datos” –dijo. Un libro busca tener un impacto a largo plazo y la evaluación de dicho impacto requiere de una perspectiva sobre la forma en la que ha influido en su campo y quién se ha basado más adelante en esas ideas expuestas por el autor –explicó.
Ambos coincidieron en afirmar que en estos momentos se está distribuyendo contenido de calidad a un público muy específico a través de lectores electrónicos creados por grandes empresas, una imagen que consideran errónea, ya que pueden perderse todos esos libros que no lleguen a digitalizarse por una causa u otra.