Los editores necesitan reimaginarse para el nuevo escenario digital

Las editoriales dependen de las librerías y sus escaparates para comercializar su producto, el libro. Siempre ha sido así, pero en lo que respecta al libro electrónico este modo de hacer las cosas ya no funciona y los editores se ven obligados a buscar nuevas vías para que los lectores descubran los libros. Sobre esta cuestión opina Philip Jones, editor de The Bookseller, en un texto en el que analiza la creación de una nueva división digital por parte de la editorial Faber.

Las editoriales dependen de las librerías y sus escaparates para comercializar su producto, el libro. Siempre ha sido así, pero en lo que respecta al libro electrónico este modo de hacer las cosas ya no funciona y los editores se ven obligados a buscar nuevas vías para que los lectores descubran los libros. Sobre esta cuestión opina Philip Jones, editor de The Bookseller, en un texto en el que analiza la creación de una nueva división digital por parte de la editorial Faber.
 
Esta reconocida editorial inglesa, con varios premios Nobel en su catálogo, anunció una reestructuración con la creación de Faber Press, para proceder a una separación efectiva de la parte no comercial de su negocio en una unidad separada, según explica Jones. Al mando de esta unidad estará su antiguo director digital, Henry Volans, cuya misión es re-imaginar a esta editorial y cómo debería ser en el nuevo escenario digital.
 
 
 
Se trata de un nuevo tipo de negocio para esta editorial, según declaraciones de su director ejecutivo, Stephen Page. La reducción de los puntos de venta ―de seis cadenas de librerías se ha pasado a una sola, Waterstones, que tiene sus propios problemas― y la dificultad que entraña la descubribilidad de los libros en internet son dos factores fundamentales en esta decisión.
 
Para Volans, se trata de un reto emocionante combinar la tradición de esta respetada editorial, que se estableció en 1929, con la «libertad de trabajar en nuevos canales.» Pero también es una oportunidad para poner en práctica la idea compartida por muchos en la industria de que la estrategia digital se convertirá en estrategia editorial.
 
El movimiento de Faber resuelve dos problemas, según Jones: el de la necesidad de innovación en un negocio tradicional y responder a un mercado en el cual es más difícil publicar contenidos que no están suficientemente respaldados por las plataformas de descubribilidad, incluyendo las librerías. Por otra parte, al separar esta unidad del resto de la empresa, Faber se asegura la posibilidad de experimentar nuevos modelos sin minar el núcleo de un negocio que aún depende mucho de las librerías, temerosas del proceso de desintermediación.
 
Se está sufriendo la transición de un modelo negocio que necesita una red diversa de librerías a otro, muy diferente, en que las editores tienen que crear la demanda y darle servicio al mismo tiempo, opina Jones. Éste relata cómo durante una sesión en la Feria del Libro de Frankfurt, el editor digital Michael Bhaskar, al preguntarle cómo invertiría su dinero en este sector, respondió que lo haría en Amazon, en varias empresas emergentes y en la autoedición. Y advirtió en contra de invertir en algo relacionado con las librerías a pie de calle.  

  


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