JJ Abrams plantea un nuevo concepto de autoría literaria de naturaleza multimedia

El escritor, actor y director norteamericano J. J. Abrams ha lanzado un libro, titulado escuetamente S, con un concepto de autoría distribuida o compartida, con lo que asume un papel paralelo al de un productor en la realización de una película o una serie de televisión. Abrams al parecer quiere representar en su quehacer artístico la naturaleza multimedia (o crossmedia) de las narraciones que hoy componen el contenido creativo de la industria mediática.

 
El escritor, actor y director norteamericano J. J. Abrams ha lanzado un libro, titulado escuetamente S, con un concepto de autoría distribuida o compartida, con lo que asume un papel paralelo al de un productor en la realización de una película o una serie de televisión. Abrams al parecer quiere representar en su quehacer artístico la naturaleza multimedia (o crossmedia) de las narraciones que hoy componen el contenido creativo de la industria mediática.
 
Si Abrams saltó a la fama como autor de la famosa serie televisiva Lost y después ha pasado a adaptar una serie mítica como Star Trek para las pantallas de los cines, ahora emprende la labor de autor de libros con la misma naturalidad con la que actualmente la industria bascula en torno a una narración y la orienta a muy diversos soportes; una misma historia puede presentarse en un cómic, una serie de televisión, novela, videojuego o largometraje.
 
Ahora Abrams lanza S, un libro en el que desde su apariencia ya se propone un juego suyo bastante característico: en él se juega con la sobrecubierta y el título de la tapa dura en el interior), concebido como un libro-objeto bello, un libro de un papel deliberadamente amarillento, con una falsa antigüedad, lleno de notas, de fotos y secretos.
 
El centro de la trama es el libro en sí, que en la narración ha pasado de un hombre y una mujer a otros lectores en la biblioteca donde lo encontraron, y que han dejado escrita en los márgenes una serie de mensajes de texto en casi todas las páginas. A esto se añaden los diálogos, una postal de Brasil, un mapa, un manuscrito o una carta hasta plantear un juego o un rompecabezas con diversas lecturas y sentidos, que probablemente recordarán al lector las dinámicas de Lost.
 
En una entrevista publicada en el diario italiano La Repubblica, con motivo de la edición italiana (Rizzoli), Abrams señala que la idea de este libro surgió. "En el aeropuerto de Los Ángeles, donde un día me encontré en la mesa de café una novela que alguien había dejado olvidada allí. Pensé que en su interior había un mensaje, una solicitud de que se volviese a leer y que pasara a un nuevo jugador. Esto me provocó el recuerdo de los libros que había encontrado hace años en la biblioteca del Instituto, con los subrayados y las notas de los estudiantes que los habían leído antes y así me llegó la inspiración".
 
Realmente no se puede decir que haya elementos exageradamente innovadores en estas ideas porque alguno de sus recursos recuerdan a ejercicios realizados por Italo Calvino o Georges Perec entre muchos otros. Lo interesante es conectar a la figura de Abrams con la importancia contemporánea del story telling y con los procesos de producción editorial que empiezan a mostrar dinámicas similares a las de una producción audiovisual.
 
En este sentido Abrams declara que “como en la película, este libro es el resultado de un esfuerzo de equipo: hay un coautor, somos compañeros de trabajo, hay consejeros, yo he creado el concepto, el novelista Doug Dorst lo escribió, el editor ha proporcionado otro tipo de apoyo, después seguí adelante para intercambiar ideas y el manuscrito hasta el resultado final, un poco como los dos personajes principales de nuestra historia. Si en el cine trabajamos en equipo, ¿por qué no en la narrativa literaria?".
 
Curiosamente Abrams no ha concebido esta estrategia como algo dirigido al soporte digital, pues, aunque también hay una versión en libro electrónico, el enfoque general parece apostar por dotar de calidad a la experiencia de lectura en soporte impreso. "El editor ha sido muy competente para confeccionar la versión digital. Sin embargo –advierte Abrams–, el efecto es, sin embargo, diferente. Y tiene razón, la intención era plantear una batalla por el libro de papel, un artículo tan maravilloso que algunos encuentran obsoleto. Hemos querido renovar y al mismo tiempo conservar la tradición demostrando que con un libro de papel se pueden hacer muchas cosas”.
 

Su propuesta tiene mucho más de novedad en el planteamiento del proceso creativo y de formulación del producto. Hay aquí un mensaje muy radical que se dirige a la ruptura del concepto tradicional de la autoría literaria y que habrá que ver si se difunde o queda como una extravagancia puntual. 


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