TISP / La tecnología revitaliza el atractivo de las librerías físicas.

Aplicaciones como Shopsearch, desarrollada para la nueva tienda de la librería británica Foyles, abren nuevas vías para ofrecer un servicio integral adaptado a los hábitos y necesidades del cliente-lector del siglo XXI en un momento en que muchas disciplinas del marketing evolucionan atendiendo a la fragmentación de los medios de comunicación, la capacitación digital de los consumidores y al desinterés cada vez más generalizado de estos hacia lo que se coloca en el escaparate.

 

Aplicaciones como Shopsearch, desarrollada para la nueva tienda de la librería británica Foyles, abren nuevas vías para ofrecer un servicio integral adaptado a los hábitos y necesidades del cliente-lector del siglo XXI en un momento en que muchas disciplinas del marketing evolucionan atendiendo a la fragmentación de los medios de comunicación, la capacitación digital de los consumidores y al desinterés cada vez más generalizado de estos hacia lo que se coloca en el escaparate.

 
Lo explica Neal Hoskins, consultor independiente del sector editorial, en un artículo que difunde el consorcio europeo TISP (Technology and Innovation for Smart Publishing)  a través de su portal web SmartBook.
 
Según él, aunque en los últimos años han desaparecido importantes cadenas y la contracción y el cierre de tiendas están a la orden del día (para honda preocupación de editores y escritores), es precisamente la librería uno de los principales apoyos en los que debería sustentarse una nueva promoción de la industria del libro.
 
Hoskins ha participado durante un en el proyecto futurefoyles, que en sus comienzos organizó un seminario en el que editores, libreros y escritores debían reimaginar cómo sería una tienda de libros del siglo XXI. ¿Qué aspecto tendría? ¿Qué ofrecería a los clientes? ¿Qué podría hacer en ella la gente? El resultado fue la apertura del nuevo buque insignia de la librería Foyles, con amplitud de plazas, cafés, espacios abiertos y una oferta de doscientos mil libros.
 
Pero la evolución del concepto físico hacia un modelo espacialmente más atractivo no sería suficiente para hacer la librería más interesante y motivar a los clientes. Revisando datos de ventas, los responsables del proyecto descubrieron que el treinta y cinco por ciento de los usuarios abandona la tienda sin comprar ningún libro, y que alrededor de un treinta por ciento prefiere explorarla por su cuenta o se siente reacio a preguntar sobre el libro que le gustaría comprar. Y reflexionaron también sobre el creciente uso del teléfono que las personas hacen para orientarse y decidir en diversidad de situaciones; entre otras, optar por  una determinada compra (ya sea en línea desde casa o en tiendas físicas).
 
A partir de todo esto surgió el Proyecto Ariadne. Después de analizar el “viaje prototípico” que realiza el comprador de libros (la búsqueda, el hallazgo, el análisis y finalmente la adquisición) y tomando en cuenta la necesidad de éste de poder guiarse con facilidad dentro de la librería para encontrar rápidamente el libroque le interesa, la solución tomó la forma de una aplicación basada en web móvil que fue bautizada Shopsearch.
 
Se trata de un servicio de búsqueda mapeada dentro del espacio de la librería que permite rastrear en todo su fondo (libros, DVDs, CDs, partituras y regalos), comprobar si está disponible en la tienda el libro deseado y ser dirigido hacia la zona donde se encuentra. Los clientes se conectan automáticamente desde su smartphone a Foyles a través del w-ifi gratuito del que dispone la librería, sin apps que instalar ni necesidad de contraseñas. La aplicación permite a la librería añadir imágenes al mapa para llamar la atención sobre títulos recién lanzados o anunciar actividades específicas. El servicio es rápido, preciso y se actualiza cada diez minutos.
 
La integración de la aplicación con encuentros, promociones, ofertas editoriales y un innovador motor de recomendación que se ejecuta en el teléfono (y que puede llegar a conocer los hábitos de compra de libros de su propietario), apunta al beneficio que también los editores y escritores pueden obtener de esta idea.
 
Según el autor, Ariadne puede ser el primer paso de una plataforma fascinante que, de la mano de la tecnología –alude  al “Internet de las cosas”– permita que los libros hablen con teléfonos que pueden a su vez hablar con la librería y abrir un nuevo capítulo de relaciones entre todos los actores involucrados en la nueva cadena del libro. Y aunque la aplicación se ha desarrollado específicamente para Foyles, el uso de esta tecnología en otros tipos de entornos comerciales tiene, a priori, un potencial enorme.
 

    


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