¿Qué es lo que funciona mejor? Libro escolar: ¿público o privado?

Bajo la moderación de Richard Mollet –miembro de la Publishers Association británica– en la conferencia educativa What Works? de la Feria de Londres se discutió sobre las ventajas comparadas de la edición de libro escolar a cargo de la Administración pública o de editores privados. Se expusieron tres modelos muy diferentes: el británico, caracterizado por la ausencia de la intervención gubernamental; el húngaro, sometido a una revolución intervencionista durante los últimos dos años; y el mexicano, con una tradición de presencia de la actuación pública.

 
Bajo la moderación de Richard Mollet –miembro de la Publishers Association británica–, en la conferencia educativa What Works? de la Feria de Londres se discutió sobre las ventajas comparadas de la edición de libro escolar a cargo de la Administración pública o de editores privados. Se expusieron tres modelos muy diferentes: el británico, caracterizado por la ausencia de la intervención gubernamental; el húngaro, sometido a una revolución intervencionista durante los últimos dos años; y el mexicano, con una tradición de presencia de la actuación pública.
 
Ciertamente era difícil que hubiese demasiado apoyo a la primera opción en un foro compuesto por editores comerciales como el que se reunió en la conferencia.
 
El caso mexicano fue expuesto con una presentación detallada a cargo de Juan Ignacio Echeverría, editor y miembro de Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem). 
 
En México el libro de texto está intervenido por el Estado a través de la figura del ‘Libro único y gratuito’, término que define de manera más clara las perspectivas de la industria privada del libro escolar en México. A través de este principio de monopolio estatal de los libros de texto en los cursos de educación obligatoria, la Administración controla la edición y puesta a disposición de los alumnos de los libros que se usan en las escuelas. En términos generales, el Gobierno controla el 70 por ciento de la producción total de libros en el país.
 
Echeverría explicó que es el campo del libro educativo donde la iniciativa de las editoriales mexicanas es más reducida y tiene una capacidad de actuación inexistente. Probablemente cuando el sistema del libro obligatorio y gratuito se creó en los años cincuenta tenía mucho sentido, pero ahora no, y esto tiene un impacto brutal sobre la industria editorial.
 
El argumento más contundente expuesto por Echeverría fue la comparación con la industria del libro en España. Para demostrar esta afirmación sobre los efectos perniciosos de la intervención pública en el libro de texto, utilizó el argumento de que frente a un país como España –con aproximadamente un tercio de la población de México (Nota: los datos exactos son: México, 110 millones de habitantes y España, 47 millones de habitantes)– tiene una cifra de exportación mucho más elevada. Esta situación tenía visos de modificarse a través de unas negociaciones entre el sector del libro y la Administración. El contexto era positivo con motivo de la aprobación del carácter obligatorio de la asignatura de inglés, ya que no son libros editados por el Gobierno, por primera vez desde la aparición del ‘Libro único y gratuito’; sin embargo, esta tendencia no ha seguido adelante.
 
El contexto en el que se mueve el actual Gobierno es el de resolver la grave oposición del Sindicato de docentes (SNTE), que se muestra conservador frente a la reforma educativa. 
 
Lis Tribe, editora de Hodder Education (RU) centró su intervención en las sucesivas oleadas de reformas educativas que se han ejecutado en el Reino Unido desde los años noventa. La estrategia de implantación masiva de las TIC durante el primer gabinete de Tony Blair tuvo unos efectos limitados y fue objeto de reconsideración en fases posteriores de los gobiernos de este mismo Primer ministro.
 
La intervención de Tribe fue un fiel reflejo de lo que han sido las dos prioridades educativas en Gran Bretaña durante los últimos quince años:
Estas dos líneas de actuación han influido decisivamente en las oportunidades de negocio de la industria editorial en el país. Aunque las prioridades se han mantenido en los cauces para alcanzar buenos resultados, han ido cambiando. En el caso de las tecnologías se ha mantenido la estructura de grids, como agencias semipúblicas creadas para dar servicios tecnológicos y contenidos a las escuelas, pero se han modificado las prioridades y los procedimientos de contratación y de implementación de proyectos. En parte, las modificaciones se han debido a la dinámica de prueba y error y en otra porción han sido provocadas por los cambios tecnológicos que la industria ha ido produciendo.
 
En lo que se refiere a la otra gran prioridad estratégica, Tribe explicó que se estructuró en torno a la Literacy Strategy y la Numeracy Strategy, que han experimentado también bastantes reformas.
 
Su intervención se centró más en la presentación de resultados referidos a las pruebas nacionales y los logros obtenidos por los alumnos en las diferentes fases que en las tendencias del mercado del libro de texto. El balance fue más positivo en lo que respecta a los últimos años de este período que en las fases precedentes.
 
La intervención del editor húngaro Miklós Nagy (Európa Könyvkiadó, Budapest) fue la más sorprendente y la que despertó mayor número de preguntas y opiniones entre la audiencia. Comenzó por reconocer que si bien no es un editor de libro educativo,  la razón de intervenir en esa mesa redonda fue que el presidente de la Asociación Húngara de Editores le pidió que fuera precisamente él porque podría hablar con libertad y desde una posición crítica. En este momento todas las editoriales húngaras de libro de texto han sido nacionalizadas y al menos sería libre para hablar.
 
Su intervención consistió en la descripción del proceso de nacionalización que se hizo hace dos años y de las consecuencias que ha tenido para este sector. Hizo una afirmación contundente: el Gobierno húngaro ha respondido con claridad a la pregunta que se plantea en esta sesión y es que para ellos está claro que el sector público puede hacerlo mejor, con menos caos liberal, con más sencillez y uniformidad, de este modo se combate el sistema del capitalismo global.
 
El gran cambio es que antes se podía escoger entre varios libros diferentes para cada asignatura –de 5 a 8– y el precio estaba limitado con una cantidad máxima que establecía el Gobierno.
 
En los últimos tiempos algún representante del gobierno ha reconocido que el monopolio de la distribución no funciona bien en comparación con el anterior modelo privado: el hecho incontestable es que muchos niños no han tenido el libro de su curso ni siquiera en enero.

A pesar de este contexto, alguna de las empresas húngaras ha llegado a un nivel de desarrollo considerable en el lanzamiento de productos digitales educativos, con presencia en los mercados internacionales. 


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